Maia
Han pasado 15 años desde la pesadilla que vivieron Maia y Evan.
Desde la muerte de Evan, Maia ha sido muy distinta, al estar al borde de la muerte ella comprendió muchas cosas pero nada volvió a ser igual.
Termino sus estudios y se fue a vivir muy lejos de sus padres, dejando a sus amigas, familia y todo su pasado en el olvido.
Pensando en todo por lo que ha pasado suena el timbre y los alumnos se levantan de sus pupitres para después retirarse del salón de clases.
Maia guarda sus cosas y sale con el maletín rumbo a docencia para checar su salida y poder irse.
―Maia, ¿esa cara?, no puedes contigo misma―Dice Mari directora del plantel.
―Hoy no Mari, estoy muy cansada y tengo mucho trabajo.
― ¿Por qué no nos acompañas a cenar e invitas a tu marido?
―John está muy ocupado con eso de su nuevo puesto de alcalde y Vaiolet no creo que quiera ir―Dice Maia con una mueca de desagrado.
―Tu hija nunca quiere salir, tienes que hacer algo más que solo trabajar y educar a tu hija, desde que te conozco solo te has dedicado a ella y a tu trabajo tienes que respirar Maia.
―Gracias pero será luego ¿sí?―Dice eso ultimo y sale por la puerta para ir rumbo a su casa.
Al llegar entra a su casa y se encuentra con su hija ya adolescente haciendo su tarea, esta voltea y le sonríe.
―Hola mama, ¿Cómo te fue en tu trabajo?
―Bien, tengo demasiado trabajo y estoy muerta
―Interesante, apuesto que resucitaras si te hago esto―Dice Vaiolet mientras le hace cosquillas a su madre en las costillas y ella ríe como una pequeña.
―Ya Vaiolet, basta, odio que me hagas cosquillas siempre me duele el estómago de reír.
―De eso se trata de que te relajes un poco, siempre estás de amargada.
―Mira quien lo dice, tu nunca quieres salir y eres la chica más antisocial que conozco, a tu edad yo era escuela y amigas.
―Y una hija no lo olvides mama, te embarazaste de mi cuando tenías mi edad ¿lo recuerdas?, no me lo tomes a mal pero prefiero ser una antisocial y no juntarme con cualquier mediocre a dar a luz a un hijo que ni conozca a su padre.―El rostro de Maia se descompone y una lagrima cae por su mejilla, Vaiolet comienza a sentirse culpable.
―Vaiolet ya lo hemos hablado, por causas de la vida tu padre murió el jamás supo de tu existencia
―Peor aún, murió sin siquiera saber que sería padre, me hubiese encantado conocerlo, jamás me cuentas del ni siquiera tengo una foto de el tú las escondiste ¿Por qué no quieres que lo vea?
―Por qué no Vaiolet y ya no quiero hablar de él, estoy muy cansada.
― ¡Siempre dices lo mismo!, estoy harta de tus excusas mama, tal vez si me hubieses contado más sobre no fuera tan fracasada como lo soy ahora, ¡todo es tu culpa Maia!―Vaiolet le grita a su mama y sube por la escalera para ingresar a su habitación y Maia nuevamente se sienta en el sillón.
Pasan las horas y una tormenta se acerca, a Maia le aterran las tormentas se asoma por la ventana y ve la hora, a un no llega Jhon su esposo.
Suena su celular y contesta.
―John ¿Dónde estás? Una tormenta se aproxima tienes que estar aquí conmigo.
―Tranquila Mia, solo es una tormenta, además Salí de viaje urgentemente llegare en 3 días, te amo y adiós tengo que irme.
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Dulce Sabor a Muerte © Libro I y II
General FictionSin darme cuenta ella tomo su cuchillo y me hace una gran herida placentera en mi pecho para saborear el dulce elixir que anuncia la muerte. Nos seducimos a miradas, succionamos este amor y deseo carnal que nos invade todo nuestro cuerpo, junto a un...