Capitulo 24: El Baile Parte 2

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Evan

Voy corriendo a toda velocidad por las oscuras calles de la ciudad, estoy en busca de algo pero no logro descifrar que es.

Estoy muy agitado, desesperado y con una ansiedad y hambre de venganza enormes. Llego a un callejón donde tener luz sería de gran ayuda, al fondo logro ver a 3 hombres corpulentos y de mala vista, uno de ellos tiene amenazada y amordazada a una chica que no deja de verme suplicante que la rescate.

Se aproximan a mí y yo valientemente entro, el hombre que tenía a la chica la tira al frente y esta cae de rodillas esta me ve con sus ojos llenos de lágrimas.

La chica es conocida...

¡Por dios es Maia!...

La sangre me comienza a hervir, apuño mis manos, siento una enorme rabia y una sed de sangre.

Quiero provocar daño...

Quiero matar... Nadie toca a mi chica... Nadie...

Quiero probar su sangre... Quiero apuñalar...

¡Los voy a aniquilar!

Ellos esperan a que me entregue, me acerco y uno de ellos intenta amararme pero de un ágil movimiento le atravieso mi pie cae de rodillas.

Los otros dos están distraídos uno se encuentra hablando por teléfono y el otro está recogiendo sus cosas, nadie se percata de la perfecta escena que está por comenzar.

Tomo a Maia del cabello y la azoto contra la pared para que no sea parte de ello, ella cae inconsciente, la prefiero así que a que vea la clase de demonio que soy intensamente.

Trata de apuntarme con su pistola y de una patada se la tiro, le doy un golpe en la mandíbula y cae al piso, rápidamente me posiciono arriba de él y de un hábil movimiento saco mi cuchillo de mi sudadera para después encajárselo en la yugular muriendo al instante.

Con furia y deseo rasgo su ropa dejando a la vista su peluda y horroroso abdomen, con mi cuchillo lo encajo en su estómago muy fuerte y preciso para abrir su piel y tejidos.

Con mis manos ayudo a abrir y que se vean todos sus órganos, con ayuda de mi cuchillo apuñalo muchas veces para hacer añicos lo que fue de este asqueroso hombre.

Solo quiero ver el tipo de sangre que tiene...

Sus órganos son muy bonitos debo decirlo, rebotan y son algo cálidos.

Con mi mano derecha tomo uno de sus tejidos y lo saco con fuerza haciendo rebotar el cuerpo ya muerto. Como es muy largo lo corto con mi cuchillo.

¡Vaya nuestros intestinos si son largos!

Es viscoso... y muy suave...

Comienzo reír enfermamente y se percatan de mi linda escena, los hombres asustados por mi rostro y cuerpo cubiertos de sangre, sus ojos no dejan de ver a su amigo muerto y uno de sus tejidos en mi mano.

No dejo de reír esto es muy gracioso, se voltean a ver entre ellos y deciden correr.

Mala idea ya comenzaron a jugar...

Hay que terminar el juego...

Con mi cuchillo corto a la mitad el largo intestino del hombre ya muerto, y se los tiro en la cara alas hombres corpulentos.

Estos asqueados y atemorizados se lo quitan del rostro y no se percatan que estoy detrás de ellos apunto de apuñalarlos.

Al hombre de gorra y un tatuaje en el brazo derecho le encajo el cuchillo en la boca de su estómago, al último en la pierna.

Dulce Sabor a Muerte © Libro I y IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora