Sinopsis

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Estoy arriba de él disfrutando de su glorioso miembro, el vaivén de nuestras caderas embona ala perfección, nuestros tatuajes se encuentran y se separan.

Nuestros gemidos se escuchan por toda la habitación, siempre es así el sexo entre nosotros en glorioso, mágico y ancestral.

Nuestra química al hacer el amor es un deleite en cada envestida, cada gemido, cada jadeo, cada orgasmo, cada placer que al encontrarnos solos nos damos.

Esta vez no es la excepción, siento que lo voy a alcanzar, siento que lo voy a lograr esta vez.

¡No es así!

Sale de mí rápidamente y golpea la mesa que se encuentra al lado de la cama.

Se pasan las manos desesperadamente por la cabeza y me mira furioso.

― ¡Me lleva la mierda! No puedo follarte como te mereces―patea nuevamente la mesa y esta vez la rompe.

―Tranquilízate mi amor, ya lo harás muy pronto y lo disfrutaremos al máximo―intento abrazarlo para darle ánimos y hacerlo sentir bien pero me empuja y se levanta furioso.

―Necesito un porro―dice tajante y sale de la habitación, me pongo de pie y me sirvo un shot de vodka.

―Tengo más alcohol que sangre en las venas―me digo a mi misma y me lo tomo de un trago, para después salir a la terraza donde se encuentra mi prometido.

―No podemos seguir así, esto me está matando, es muy toxico para mi ver que nuestra relación se va a la mierda ―digo en tono molesto, el solo absorbe el porro y suelta el contenido por la boca.

―No es fácil para mí también Vaiolet, no eres la única que sufre pero los recuerdos me vienen a la mente y no puedo hacerte mía, simplemente no puedo mi amor― su rostro palidece al recordar ese atentado y una lagrima sale por su mejilla, pero no dura mucho puesto que se la limpia con su mano bruscamente.

Procedo a abrazarlo pero me empuja suavemente para que me retire.

Me siento al lado de él y le quito el porro de la boca para fumarlo yo después, necesito calmarme de algún modo y que mejor que con la medicinal marihuana.

El pupilo se encuentra golpeando un saco de box muy fuerte, sus delgados brazos como el resto de su cuerpo, se esfuerzan al máximo para quedar bien frente al entrenador Cassez.

―No puedo más entrenador―dice el chico recargado en sus rodillas.

―Si puedes Matt, todo está en tu mente―dice el entrenador

―Para usted es fácil decirlo cuando nunca ha sido un perdedor que todo le sale mal―el entrenador al escuchar eso frunce el ceño y se acerca al pupilo.

―Fui humillado, golpeado, torturado, subestimado por mi hermano por más de 14 años, me hizo sentir la peor escoria del mundo, llegue a pensar quitarme la vida porque creía que eso nunca acabaría, pero como todo finalizo, seguí adelante con mi vida y ahora estoy aquí para enseñarte una disciplina para que aprendas a defenderte de los que te acosan, si yo pude tú también adelante campeón ―dice el entrenador y el pupilo lo mira con ojos de admiración y respeto, el joven asiente y sigue con su entrenamiento.

―Ya quería rendirse el chico espagueti ¿no es cierto? ―dice James.

―No le digas así, solo necesitaba algo de motivación

―Lo haces bien Nicolás, lo haces bien― le da una palmadita en el hombro y se va a seguir entrenando.

Se quita la camiseta y su torso muy bien tonificado queda al descubierto, se sienta y toca su dije.

―No lo hago bien, aún tengo que encontrarla―se dice para sí mismo Nicolás.

¡Sorpresaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! es una sorpresa de lo que habra en esta historia proximamente, es solo una probadita espero y les haya gustado, ¡las amo!

Dulce Sabor a Muerte © Libro I y IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora