Capitulo 30: Lee... ¿Cocinas?

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Ya han pasado tres semanas del incidente con los Akatsuki, pero sigo sintiéndome mal por no haber ayudado de una manera mucho más adecuada.

Estos últimos días, Lee, Neji y Tenten estuvieron entrenándome en las mañanas, cada día con un instructor diferente y por las tardes, Sakura y yo aprendemos un poco más de medicina con Lady Tsunade.

Y la verdad es que sí, he visto muchas mejoras en mí. Ya perfeccioné el arte de la naturaleza de tierra y fuego debido a las enseñanzas de Neji. Con Tenten aprendo a cómo manejar las Shiriken y Kunais de una manera más acertada. Y con Lee cada día me esfuerzo en aprender Taijutsu, es algo complicado pero estoy mejorando.

Estoy contenta, ya tenemos misiones como equipo, me llevo bien con todos, en especial con Naruto, creo que me he hecho muy amiga de aquel estas últimas semanas.

Ninguna mala noticia proveniente de Suna y de nuevo no han intentado raptarme, aunque me gustaría que lo hagan con tal de que yo sea la que afronte el problema y que no me salven de nuevo.

— ¡Buenos días! — gritó Lee entrando a mi habitación. Froté un poco mis ojos y bostezé mientras me levantaba.

— B-Buenos días... ¿Qué hora es?... — pregunté somnolienta.

— Uhmm... déjeme ver... ¡Las 4:30 am!

— ¡¿Qué?! ¡¿Lee, te volviste loco?!... — exclamé mientras de nuevo me recostaba en mi cama.

— No, no, no, _________, es hora de despertar, tenemos que entrenar...

— P-Pero hoy es sábado... — chillé, me tapé con sábanas y me acurruqué.

— ¡No hay horario para...

— ...Para el deber, lo sé... — renegué.

Aquel acarició mi cabeza lentamente, y me dio un beso en la frente.

— Te espero afuera ¿Si? — habló con ternura.

— De acuerdo, de acuerdo. — dije intentando que se valla y cuando estuvo lo suficientemente lejos de mí, le saqué la lengua divertida.

— Si, te ví, cariño — rió con dulzura y yo puse mis ojos en blanco pero me relajé y rei tambien.

Me alisté para entrenar, definitivamente estaba muy cansada. Caminé hacia la cocina y alguien me abrazó por detrás. Voltee inmediatamente y sonreí al ver a Lee.

— Ya... ¿Entrenamos?... — pregunté con una voz cansada.

— No, hoy no es día de entrenar. — rió y yo lo miré estupefacta.

— ¡¿Qué?! ¡¿Entonces para qué me hiciste levantarme tan tempra...

Sin darme cuenta Lee y yo nos hundimos en un tierno beso. Odio cuando me calla con solo ponerme nerviosa o con besarme dulcemente, no, no es enserio, en verdad amo cuando hace ese tipo de cosas.

— Para poder estar contigo sin que nadie nos moleste. — dijo sonriendo cuando se separó de mi.

— L-Lee... — susurré, estaba toda ruborizada, él también pero dudo que en la misma condición que yo. Hasta podía sentir como mis mejillas ardían.

— ¿Comemos algo?... — preguntó tiernamente.

— Está bien... — le dije sonriente. — Solo... solo déjame alistarme para salir ¿Si?...

— No, no, no... yo cocinaré. — habló decidido y yo reí descontroladamente pero al ver que aquel no hacía lo mismo paré casi de inmediato.

— ¿Qué?... ¿E-Enserio cocinarás?... — pregunté curiosa y él bufó.

— Claro que sí... — habló mirando hacia abajo, ambos nos sentamos en una mesa de la cocina y nos miramos fijamente.

— Lo siento, creí que bromeabas... — dije acariciando su cabello. Aquel se ruborizó y sonrió. — Esta bien, necesito la cartilla por favor.

— ¡De inmediato! — chilló y ambos reimos. Regresó con un cartón muy decorado, en realidad parecía una cartilla de restaurante.

— L-Lee... ¿E-Esto... desde cuándo lo tenía preparado? — pregunto curiosa y le sonrio.

— Desde hace una semana. — sinceró y yo casi me atraganto con mi saliva.

— Pero... ¿Por qué te esforzaste tanto?...

— Lo hice por ti, ________ ... — aquel agacho la mirada y continuó. — Lo siento, debí ser más detallista... soy un idio...

¡Ja! ¿Qué se siente ser callado con beso, Lee?.
Los dos nos separamos tiernamente, ocupando un silencio que no nos incomodaba en lo absoluto.

— Uhmm... creo que pediré Omusubi de tomates y atún. — Aquel me sonrió pero luego me miro como si algo faltara. — ¡Oh, claro! Y una porción de arroz. — Sonreí.

— ¡Enseguida! — exclamó para luego comenzar a cocinar.

¡Demonios, yo ni trastes sé lavar, ¿Cómo voy a aprender a cocinar?!... de todas maneras no tengo que exagerar, una que otra vez he tenido que servirle el almuerzo a mis hermanos, aunque es seguro que ya perdí el toque.

— ¡Listo! — me dijo el pelinegro después de media hora. Me relamí los labios, de veras tengo hambre.

Ubicó los platos en la mesa y nos sentamos en pequeñas almohadas, cruzando las piernas.

— Todo se ve muy delicioso. — hablé tomando los palillos.



— Lee... gracias. — le dije con ternura, aquel me sonrió y llevó los platos al fregadero. — Lo siento... — hablé agachando la cabeza. Él me miró extrañado y continúe hablando. — Por no hacer lo mismo por ti...

— Tú ya hiciste todo... — musitó, yo lo miré confundida.

— No te entiendo...

— Tú hiciste todo... cuando te enamoraste de mi, apareciste de repente y debo decir que... — rió un poco. — que me enamoré de ti tan solo con verte. Sonreiste y sentí que mi mundo se esfumaba tan solo con esa sonrisa. Tus ojos me hacen sentir seguridad, tu cabello hace que me pregunte si hay algo más hermoso. — me quedé atónita con lo que dijo. Finalmente sonrió e hizo que me pare de la pequeña mesa. Me abrazó con mucha fuerza y cuando creí que no diría nada más, continuó hablando. — Quiero que te quedes conmigo siempre... — susurró en mi oído.

— Bueno, no quisiera ir a otra parte, Lee... — le dije de la misma manera, me separé de él y lo miré fijamente. Me acerqué a él hasta que su respiración y la mía se hicieron una misma, lo bese tiernamente.

— ¡A si que no quisieras ir a otra parte ¿Eh?! ¡De veras, _______, parecen una pareja de esposos! — me quedé estupefacta, Lee y yo nos separamos al instante y luego de sonrojarnos considerablemente pusimos los ojos en blanco.

— ¡Naruto! — chillé. — ¡¿No sabes cuándo demonios quedarte afuera no?! — me enojé y lo golpee en la mejilla.

— Ya, ________, lo siento... — rió llevándose las manos a la nuca. — Traje arroz, sé lo mucho que al cejotas y a ti les gustan.

Lee corrió hacia él y se lo arrebató de las manos.

— Gracias. — sonrió este.

— Bueno, adiós Naruto, adiós, adiós y gracias. — sonreí mientras le cerraba la puerta en la cara. — di un largo suspiro y miré a Lee con dulzura en el momento en que jugueteaba con la bolsa de arroz como si fuera un niño pequeño.

«Ya está, tendrán dos hijos, vivirán felices»

¿De dónde rayos sacas esas cosas? Aún no puedo ser madre, no estoy en edad.

«¿Aún...? ¡A sí que si pensaste en eso!»

... Demonios... ¿No te callas nunca no?

You •Rock Lee y Tú• ◀Naruto Shippuden▶ [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora