You •Rock Lee y Tú• ◀Naruto Shippuden▶ [EN EDICIÓN]

Capitulo 47: ¿Por qué tú, Gaara?...

Naruto se levantó de la mesa, agradeciéndome por la comida.

- No fue un delicioso ramen, pero gracias ¡De veras! - chilló, alzando su pulgar.

Yo asentí esbozando una sonrisa mientras un ligero suspiro se escapaba de mi.

Volteo a ver al chico pálido de mi derecha, averiguando su mirada, aunque sabía que casi siempre era indescifrable, siempre tan serio o tan sonriente, incluso, tan dulce. Tan raro.

- ¿Qué te pareció, Sai?... la comida. - pregunto con sutileza.

Este me observa detenidamente, examinando mis gestos, que comenzaba a dejarme cierto nerviosismo.

- Delicioso. - sonrió y bostezó suavemente.

Me sentía halagada por los agradecimientos de ambos chicos. Que tontería, yo no había cocinado los platillos, ni nada por el estilo.

«Si fuera así, nadie los hubiera probado.»

... Si, es verdad...

- ¿__________? - una voz hizo que me alejara de mis pensamientos.

- ¿Ahh?... ¿Q-Qué pasa? - hablo sin tener conciencia de que ya me había nombrado.

Naruto esbozó una sonrisa sincera al verme con ese gesto, seguro le parecía cómico.

- ¿En qué estabas pensando? - se acerca a mi rostro, sus ojos celestes, detallaban los míos con diversión.

Hago una mirada competitiva y me acerco mucho más hasta quedar frente a frente.

Cada uno se apoyaba en la mesa, dejando a Sai con una mirada bastante confundida y graciosa.

Dejé caer todo mi peso sobre mis brazos mientras seguía mirando al rubio, evitando parpadear.

- En. Nada. - digo seria.

El rubio hace un movimiento de sus párpados repetidamente y se vuelve hacia atrás.

Le muestro una mueca de superioridad, alzando una de mis cejas.

- Ah... - suspiro, recostándome de nuevo en el asiento. - ¿A que estás acostumbrado a perder en un juego de miradas? - exclamé con una sonrisa.

- ¿Esto era una competencia?... - preguntó confundido. Formó de su boca, una sincera y pícara sonrisa.

No respondí, solo haciendo que escuchase algunas risas de parte mía.

Naruto alcanzó su mano hacia mi cabello y lo acarició con sutileza, para desordenarlo mucho más.

Me quejé, haciendo un chasquido con mi lengua y apartándome hacia el respaldar.

El ojiazul sonrió dulcemente, en cuánto me observaba. Me cruzo de brazos y evado la mirada.

- Leí en un libro que...

- ¡No, Sai! - chillamos ambos al unísono.

Este sonrió con diversión, definitivamente se divertía al jugarnos esa broma.

De todos modos, no me molestaría hacer el ridículo solo para observar las facciones sonrientes de mis amigos.

Salimos del local de comida y nos dirigimos al palacio del Kasekage, caminando con coordinación mientras el rubio tarareaba una estúpida canción infantil.

No pude evitar soltar algunas carcajadas al oírlo, a lo que se enfadó por burlarme de su canto.

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- Y estas serán sus habitaciones. - indicó el hombre con marcas azules en su rostro. - Espero que no les moleste que cambiáramos las sábanas a un color verde. - habló de una manera serena. - Ocurre que los mandamientos de Lord Kasekage fueron bastante estrictos y detallados, ya que era el color favorito de la señorita Nashuri. - sonrió mientras hacía un ademán al señalarme completa.

Naruto y Sai voltearon a verme.

- ¿M-Mi favorito, d-dice? - tartamudeé con cierto nerviosismo, mientras me sonroja, ocultando mi rostro entre mi melena, por lo que tuve que agachar la cabeza.

Aquel solo asintió y terminó girándose hacia el lado opuesto, mientras decía: «Disfruten su estancia».

- Bueno... ¡Yo tomaré la de al lado! - chillo el rubio.

Sai dio una mirada de fastidio y suspiró cruzándose de brazos.

- Entonces, parece que no me queda otra, que utilizar la del frente. - se hundió en hombros con su mirada fija en Naruto, quién jugueteaba, como si de alguna competencia se tratase.

- Hombres... - musité ingresando a la alcoba, esta era espaciosa y bastante cómoda y colorida.

Me recosté en el catre, tan confortante, en realidad.

Suspiré al mirar el techo, cerrando los ojos por completo. Estaba muy cansada como para mantener a mis párpados espabilados, me había abocado al cuidado de Lee, que casi no dormía.

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- ¿________?... - preguntaron, despertándome poco a poco.

- ¿E-Ehh? - murmuré, observando unos resplandecientes ojos color verde esmeralda. - G-Gaara... ¿Q-Qué suce...

De pronto, el pelirrojo unió nuestros labios con dulzura, tomando con sus manos, mis mejillas.

Abrí mis ojos como platos, no podía moverme, el sudor resbalaba por mis sienes mientras el chico a mi al frente, cerraba sus ojos y de sus mejillas se podía percibir un fuerte ardor.

Miraba hacia todos lados, el asombro me dejó paralizada y completamente perpleja, no podía si quiera empujarlo o golpearlo porque sus codos presionaban mis brazos.

Y solo me hacía las mismas preguntas sin respuestas en mi cabeza.

¡¿Por qué estás besándome?!... ¿Por qué tú, Gaara?...