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- De veras, no quiero perderte, Lee. - agaché la mirada con tristeza mientras la brisa, golpeaba nuestros rostros. - No quiero. - musité, aferrándome a su pecho.
Me abrazó con fuerza, a la vez que me acurrucaba entre sus brazos.
- Y yo no pienso dejarte. - murmuró al besar mi frente con delicadeza y suavidad.
Cerré los ojos por un momento, solo dejándome llevar por los sonidos del exterior y por la calmada y sutil brisa, que viajaba de un lado hacia el otro.
- Tú eres muy importante para mí... - musité, guiando la mirada hacia sus grandes y bellos ojos, color negro. - No permitiría que nada les suceda, ni a ti, ni a Yasushi.
- ¿Por qué dices esto ahora? - preguntó mientras acariciaba mi cabello lentamente.
Uní nuestros labios, de nuevo, hundiéndonos en un apasionado y dulce beso.
Llenándonos de un momento perfecto para ambos. Uno de esos momentos infinitos, dónde crees que todo... es infinito y... te sientes infinito.
- Por si acaso. - esbocé una pequeña sonrisa de lado al separarnos. - Me odiaría si algo malo les llega a pasar. - suspiré. - De hecho... me odio ahora.
- ¿P-Por qué? - preguntó este, acariciando mi mejilla con suavidad y calma.
-Porque generalmente... siempre arruino todo. - agaché la mirada hasta el suelo al apretar mis puños con fuerza mientras el pelinegro me detallaba con pena. - Eso dijeron mis padres, eso dijo mi hermano... eso dirá mi pequeña hermana. Yo te metí en esto, yo hice que te atacaran, yo hice que estés en este lug...
- ¡No! Ya basta. - vociferó, alertándome por completo. - Yo prometí que te protegería con mi vida... - bajo la voz mientras entrelazaba nuestras manos, encima de su regazo.
- Te libero de esa promesa... - susurré. Lee levantó la mirada, formando una expresión de sorpresa y confusión en su rostro. - No lo merezco, si lo único que hago es arriesgar la vida de todos.
- ¡No digas eso! - gritó este.
- ¡Es que tú no entiendes como me estoy sintiendo! ¡Desde que llegué a Konoha, lo único que hago es peligrar la vida de los demás mientras espero que me rescaten! - contraataqué de la misma manera. De mis ojos, se escaparon pequeñas lágrimas que resbalaban lenta y delicadamente por mis mejillas.
Aquel se quedó algunos momentos en silencio. No lo culpo si concuerda conmigo...
Me separé de él, rompiendo cualquier mínima conexión entre ambos.
Caminé hasta la puerta, dando pasos lentos y vagos mientras mis pensamientos y mi mente, se escabullían por otro lado.
Salí de la habitación y me alejé unos cuántos de esta, desestabilizando mis piernas por completo y cayendo al suelo mientras las gotas de lágrimas caían con desesperación sobre mis mofletes.
Me cubrí la boca para no gritar de ira y cerré los ojos para sufrir en silencio mientras mis manos, restregaban mi rostro.
- Ya no puedo... continuar con esto... - susurré para mí.
Me levanté del suelo, caminando hasta fuera de la enfermería, limpiando mis lágrimas por completo.
- __________... - llamaron por mi nombre.
No quiero hablar con nadie ahora...
Una chica de cabellera rubia me tomó por los hombros, mirándome con desconcierto con sus grandes y bonitos ojos color verde azulado.
- Temari... - musité.
- ¿Q-Qué te ocurre? - preguntó al levantar mi rostro, guiándose mi mirada hacia ella.
Esbocé una pequeña sonrisa de entre mis labios mientras me hundía en hombros.
- Nada. - dejé salir un suspiro, borrando mi sonrisa del rostro.
Aquella asintió suavemente, tomándome de la mano y arrastrándome junto a ella.
No tenía ni la más mínima fuerza de voluntad para seguir caminando, solo dejándome llevar por la de Temari.
Eso me hacía sentir aún más patética de lo que ya me siento.
- Tranquila. Calma. - me mostró una sonrisa reconfortante al voltear a verme.
Asentí suavemente mientras mis pensamientos estaban en otra parte.
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•- ¿Que hacemos aquí? - pregunté con cierto nerviosismo.
- Este siempre será tu hogar ¿De acuerdo? - sonrió con dulzura al señalar hacia El Palacio del Kasekage.
- P-Pero...
- ¡Nada de «peros»! - exclamó, interrumpiéndome. - Siempre te recibiremos, seremos tu "Otra" familia, por decir. - alzó sus puños.
Reí por lo bajo y asentí con descuido.
- Ahora, dime... ¿Qué te ocurre? - preguntó, sosteniéndose de las manos. - ¡¿Acaso ese tal "Lee" te ha hecho sufrir?!
- ¡No! No... - niego rotundamente, agitando mis manos. - No es nada, de veras... - añadí, agachando la mirada. - Extraño mucho a Yasushi... - susurré.
- ¿Yasushi? - alzó una ceja e hizo una mirada de confusión. - ¿Quién es Yasushi?
- Un pequeño muy dulce, de Konoha... - musité mientras sonreía. - Lo he dejado por venirme a completar la misión. - indiqué con las manos. - Está seguro, eso es lo único que me importa. - sonreí.
- Sabes que puedes contar conmigo para este tipo de cosas. - la rubia me tomó de los hombros. - Tal vez no pueda aconsejarte... pero siempre te escucharé ¿De acuerdo?
- De acuerdo. - asentí mientras reverenciaba hacia ella. - Iré a caminar... - indiqué.
- ¿A dónde irás? Quizá pueda acompañarte? - sonrió. Fruncí el ceño con algo de molestia.
Quiero estar sola un rato.
- Claro. Más tarde. - justificó Temari con una risilla nerviosa.
Asentí levemente mientras caminaba en dirección opuesta.
- Solo conoceré lugares. - hablé, uniendo mis manos por detrás de la espalda y dando pasitos cortos mientras me alejaba cada vez más, de ella.
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You •Rock Lee y Tú• ◀Naruto Shippuden▶ [EN EDICIÓN]
FanficNashuri ___________ ha huido de su familia por razones desconocidas, hasta el momento. Se considera una pieza intrascendente en el gran rompecabezas del mundo. Una que no encaja y que duele lijar por gran parte de su tiempo con el fin de lograr cabe...