You •Rock Lee y Tú• ◀Naruto Shippuden▶ [EN EDICIÓN]

Capitulo 49: Estoy bien.

Negué con la cabeza, disipando mis ideas mientras ambos chicos se quedaban callados.

— B-Bueno. — sonreí y suspiré, alzando mi dedo índice. — ¿Naruto, quién accedió a salir contigo? — pregunté, cambiando el tema y mirándolo directamente a los ojos.

— ¡Sakura-chan! — sonrió, alzando su pulgar hacia mí.

— ¡¿Q-Qué?! — chillé al unísono, junto a Lee. — Jamás pensé eso de Sakura... — continué, musitando.

— Estás ofendiéndome. — indicó el rubio, en tono algo “Diva”, posando una mano en su pecho.

Reí un poco.

— Entonces... ¿Realmente aceptó? — preguntó el pelinegro, en tono curioso.

— Bueno... ehh... si — se llevó las manos a la nuca, sonriendo de manera nerviosa. — Es solo qué... ella aun no lo sabe.

Típico de Naruto.

Me llevé una mano a la cabeza, golpeando, sutilmente, mi frente contra ella.

Lee, comenzó a reír de manera divertida, mientras el chico de ojos celestes a nuestro al frente, formaba un ligero puchero en su boca.

— No te sientas mal, rubio. — sonreí. Aquel imitó mi acción mientras yo posaba mi mano en su espalda, dándole pequeños toquesitos.

— Calma, además... podrás salir con Sai cuando quieras. — bromeó el azabache mientras yo soltaba pequeñas carcajadas.

— No es cierto. — Naruto se cruzó de brazos, llamando nuestra atención. — Él también rechazó mi propuesta.

Casi me atraganto con mi propia saliva por su comentario mientras Lee tosía falsa y forzadamente, intentando no reír.

— Entonces ¿Te parece si solo le preguntas a Sakura? — solicité sonriente.

— ¿Preguntarme qué? — indicó, la pelirrosa, con una mirada de confusión al ingresar en la habitación.

¿Qué acaso nadie puede tocar la puerta?

Naruto me fulminó con la mirada y solo sonreí, rascando mi nuca.

— ¡Podrán hablar con más tranquilidad afuera, debemos dejar que Lee descanse un poco más! — exclamé en un tono divertido mientras los dirigía hacia el otro lado de la puerta.

Además de que la pelirrosa tendría mucho más espacio para golpear a Naruto.

— Adiós Lee. — susurré al despedirme con un ademán, agitando mi mano sutilmente.

Cerré la puerta, suspirando entre mis ideales, observando al rubio, esperanzado por la respuesta de la chica ojiverde, quién comenzaba a ¡¿Sonrojarse?!.

Vaya, todo mi mundo está de cabeza...

Sonreí para mí, mientras me abrazaba el pecho con ambos brazos y caminaba hacia la cafetería de la enfermería.