Capitulo 45: Temari // Habitaciones de Suna

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Regreso a la habitación de Lee para ver su estado.

Este se encontraba aún inconsciente. Se lo veía calmado... y demasiado lindo, a veces pensaba en darle un beso... pero seguramente lo ahogaría por falta de aire, ya que aún utiliza un respirador. Que romántico, nótese el sarcasmo.

No se cuánto tiempo estemos en Suna y creo que aceptaré la propuesta de Temari, aunque no me guste aprovecharme de las personas.

— ¿________? — llamó mi atención una voz masculina, grave y tranquila.

Volteo enseguida hacia el chico pelirrojo, este me observaba detenidamente, como si esperara que algo le dijera.

— Hola, Gaara... — lo saludé con la mano para luego sonreirle.

El de ojos verdes esmeralda caminó hasta mí, dejándome sin muchas opciones en los temas de conversación.

Este continuó dando pasos, esta vez, pasando por un costado mío.

Su mirada era para Lee, el pelirrojo hizo puños, sus manos y me dio una mirada frustrada.

— ¿E-Es que te sucede algo?... — pregunté confundida.

Él, de nuevo, posa su mirada hacia la camilla.

— ¿Gaara? ¿Estás bien?... — insisto de nuevo.

El pelirrojo volteo de nuevo hacia mí, su mirada era indescifrable, como si deseara que fuera descubierta, como si se tratase de un acertijo.

— ¿Te encuentras bien? — pregunté de nuevo, esta vez, acercándome un poco más a él.

Aquel tomó mi mano y sujetándola fuertemente, la estrechó con la suya.

Lo miré confundida, ¿Esto era una despedida?

— ¿Qué sucede?... — lo miré con ojos sorprendidos. Él solo se limitó hacer de su mirada fría, una cálida, al igual que su media sonrisa.

— ... Nada... es solo que... Temari me contó sobre tu partida. — comentó con voz grave y tensa, a la vez que apretaba con más fuerza mi mano.

— M-Me estás lastimando. — dije mientras sacudía mi brazo lentamente y poco brusco.

Gaara me soltó, viéndose en él, una sincera mirada de arrepentimiento.

— Lo siento. — habló agachando la cabeza. Su voz era fría, muy diferente a como me había hablado anteriormente.

— Gaara... ¿Qué es lo que pasa?... — insistí por cuarta vez este día.

— No soy seguidor de las despedidas, no me agradan, a si que solo será un apretón de manos. — indicó señalando una de las suyas.

— Pero... — agregué, aún no tan decidida. — Yo... ehh... — sobé mi nuca con una sonrisa algo incómoda. — No se cuándo despertará Lee... y no quiero dejarlo solo. — indiqué observando al recién nombrado, acariciando su cabello con suavidad.

El pelirrojo suspiró y dejó escapar una sonrisa de satisfacción.

— Iré a que preparen tu habitación y la de tus compañeros. — dijo este con sutileza, a la vez que salía del cuarto. Su voz volvió a ser como antes, cálida.

— ¡Espera! — lo detuve.

El Kasekage volteó tiernamente, lo que me resultó raro en él.

— ¿Uhmm? — murmuró en cuanto el viento jugaba descaradamente con su clara cabellera rojiza. Me dio algo de envidia, sinceramente, aunque no entiendo porqué.

— Yo... ehh... — pensé por un momento la siguiente palabra. — Nada... — negué con la cabeza, disipando mis ideas. — Gracias. — dije con una sonrisa a lo que él asintió y cerró la habitación.

«¡Espera! Oh, no, no es nada. Solo quise hacer perder tu tiempo»

¡No sabía bien lo que debía decir! ¿Bien?

«Aún a sí, fueron palabras muy torpes»

Creí que ya me había librado de ti..

Me senté en el filo de la camilla, observando al pelinegro reposar calmadamente, poco a poco abre sus ojos redondos y negros, su mirada estaba perdida, pero aún a sí me sorprendo por su estado.

— Hola, Lee... — sonreí sincera.

Este imitó mi acción intentando incorporarse, aunque sus quejidos de dolor aumentaran.

— Calma, tu cuerpo aún no se recupera del todo. — indiqué.

Él volvió a su posición anterior.

— ¿Cómo te sientes? — le pregunté mientras acariciaba con delicadeza su mejilla.

— Creo que estoy mejor...

Dijo este, haciendo que suspire con satisfacción.

Asentí sin decir nada, no sé por qué rayos me quedé callada.

En él comenzó a formarse una mueca de confusión.

— Me alegro, Lee... — dije al fin con una sonrisa no tan convencida.

Me miró como si quisiera descifrar mis ojos, mi mirada. Como si quisiera ver más allá, en mis pensamientos.

— ¿En qué piensas? — indagó hacia mí.

Negué con la cabeza a la vez que hacía volar mi cabello castaño.

— Nada... ehh... yo... — miré hacia otro lado. Me sonrojé un poco cuando el pelinegro me sorprende con un beso.

Creo que al final, eso era lo que necesitaba.

De pronto alguien toca efusivamente la puerta, haciéndonos distanciar de inmediato.

Rodeo los ojos por un momento, haciendo un gesto de fastidio.

— Maldición... — susurré. Lee causó una pequeña risilla que se escuchó en la habitación.

Camino hacia donde emanaba el sonido seco y fuerte. Abro la puerta sin antes suspirar para relajarme.

Encontrándome con una cabellera rubia y ojos verdes azulados. Era...

— ¿Temari? ¿Qué estás haciendo aquí?...

Ella me abrazó, dejándome atónita.

— Gaara me dijo que te quedaras. — indicó con una sonrisa.

En el momento que asentí, ella ya se había ido, claro, antes agradeciéndome. Aunque la verdad no se por qué lo hizo.

You •Rock Lee y Tú• ◀Naruto Shippuden▶ [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora