Una alegría y una decisión por tomar.

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Llegamos a Valdivia y el bus nos dejó en el terminal de Máfil,el pequeño pueblo que moría por conocer,mi padre estaba llegando para ir a buscarme,lo extrañaba,pero mi decisión seguía en pie. 

-Adiós mamá,adiós tío,los extrañaré!.-Les dije a los dos y los abracé.

-Y nosotros a ti hija,te amo.-Me dijo mi madre.

-Que estés bien Sofía,no llores hija.-Me dijo Sergio ya que una lágrima me iba cayendo,era muy duro separarme otra vez de mi madre.

Vi a mi padre llegar y a mi madre le di un último abrazo y me marché,vi a mi padre caminar junto con Francisco,un niño de pelo negro y corto,muy bajo,y con un rostro de inocencia que jamás vi antes.

-Padre!.-Le grité a la distancia y corrí abrazarlo.

-Hola Francisco!.-Le dije a mi hermano y el me abrazó,era el más ansioso por verme,la verdad,después de ese abrazo le tomé un cariño inmenso,no quería separarme de él.

-Cómo la pasaste hijita?.-Me preguntó mi padre.

-Muy bien papá,hay muchas cosas que debo contarte.-Le contesté mientras caminábamos en dirección a la casa,y teníamos un pequeño problema,un niño demasiado inocente,y mi padre y yo que no conocíamos el pueblo,para nada.

-Francisco sabes donde comprar pan? algún lugar?.-Le preguntó mi padre a mi hermano. 

-Ay papá! que tonto eres,en la panadería pues.-Se rió mi hermano inocentemente y nosotros también.

-Ves Sofía? él si es astuto.-Me dijo mi padre con una sonrisa.

-Claro que sí.-Dije mirando a mi hermano y lo tomé de la mano. 

Buscamos un lugar donde ir a comprar pan y encontramos un negocio muy cerca de casa,yo fui a comprar,aproveché de comprar unos chocolates para todos. 

Nos dirigimos a casa,estaba al frente de un río precioso,un área totalmente verde,árboles grandes y sanos,era un lugar realmente precioso,un clima frío pero agradable. Francisco y mi padre nos guiaron hasta la casa,y yo entré pidiendo permiso,mi padre tenía razón,era una casa bastante pobre,pero también la encontré muy acogedora,y me gustó mucho,el ambiente también se sentía bien,cuando veo a una mujer sentada en un sillón al lado de la estufa,tejiendo un chaleco de bebé al parecer.

-Myriam!.-Le dije.

-Sofía!.-Me contestó. 

Verla era algo hermoso,nunca conocí una mujer como ella,tan comprensiva,humilde,cariñosa y todo lo que significa ser buena persona,le tomé un gran cariño así que nos unimos en un fuerte abrazo,y una gran felicidad se apoderó de mí,hablamos varios minutos mientras mi padre conversaba con Francisco,mi hermano de 8 años... 

Myriam sabía que tenía problemas con mi padre,sabía que yo muchas noches lloraba y nadie se daba cuenta,sólo ella,sabía que mi autoestima estaba por el suelo,que mi padre me humillaba,y me hizo sufrir casi los 3 años completos que estuve con él,sabía casi todo sobre mi vida por lo que le contó mi padre y yo,no dudé en contarle a Myriam que la situación con mi padre empeoraba. 

-Cenemos?.-Agregó mi padre y Myriam lo miró incrédula. 

-Sí cenemos,tomen asiento,Sofía quieres spaggetis?los hice con mucho cariño.-Me dijo Myriam mirando la comida.

-Claro que sí! me encantan.-Le dije con una sonrisa,la verdad siempre me gustaron. 

-Están exquisitos,yo ya los probé.-Agregó mi padre. 

Tomamos asiento todos,y mi padre estaba preocupado por la actitud de Myriam hacia él,al parecer era decepción por todo lo que hizo conmigo.

-Están exquisitos los spaggetis,nunca probé unos tan deliciosos,gracias.-Le dije a Myriam sonriente.

Una gota de valentíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora