Ensayo a la verdad

3.2K 232 44
                                    

El sol se asoma por un lado de la ventana que no está bien cubierta por la cortina, me deslumbra. Deben ser casi las ocho de la mañana para que el sol tenga ese destello. Abro mis ojos completamente y me encuentro en un lugar desconocido, trato de levantarme pero hay algo que me lo impide, comienzo a moverme desesperadamente y lo que me impide moverme es un brazo que me rodea por abajo de mi pecho, es el brazo de Christian, le hablo e intentó moverlo pero no responde a nada, no quiere o no me escucha. Empiezo a tener demasiado calor, intento con mis manos pero una de ellas siente la cama mojada, levanto mi vista y la cama está llena de sangre, el miedo me invade y miro por todos lados, no logro ver bien aunque es de día, fuerzo a mis ojos para que miren bien. Esto no puede estar pasando, Christian está herido y no sé quién lo ha hecho, quiero gritarle a Taylor pero la voz no sale de mi garganta porque es presa del terror que tengo. Comienzo a patalear en un momento de desesperación.

-Pareces una niña-
-¿David?-

Giró mi cabeza hasta encontrar a David en una esquina oculto por la oscuridad de la habitación, nuestras miradas se encuentran y comienza a acercarse a la cama, en una de su manos tiene un arma y ahogo un grito.

-¿David? ¿Qué has hecho?-
-Reclamar lo que es mío-

Miro a Christian que sigue acostado, toda la cama está llena de sangre y ahora puedo entender porqué, mis ojos se llenan de lágrimas y no quiero aceptar esta realidad, Christian......

--------------------------------------

-¡Anaaa! ¡Anaaa! ¡Despierta!-

Mi cuerpo comienza a reaccionar ante el movimiento que me provocan. Abro mis ojos y puedo ver a Christian de rodillas sobre mi. Me levanto rápidamente pero Christian me estorba para mantenerme, se quita y me toma en brazos, me pega a su pecho y comienza a mecerme como si fuera un bebé, me acaricia el cabello y hace ruidos para tranquilizarme. Estoy empapada de sudor y de lagrimas. No entiendo muy bien que pasó.

-Ana, mi Ana. Solo era una pesadilla-
-Fue tan real-
-Lo sé, lo sé-

Comienzo a recordar y sé que es mi conciencia lo que hizo que soñara así, no puedo seguir sin hablarle a David, él no se merece esto. Él me ayudó cuando más lo necesitaba y yo le pago como ya le han pagado. No puedo ser la causante de semejante dolor, ya lo hice con Christian y no soporto serlo con David. No quiero ir por la vida dañando a la gente por mis deseos o mis arranques de locura. Debo viajar a New York aunque a Christian no le guste, y lo haré sola. Iré sola.

-Tengo que ir a New York-
-Shhh, no Ana, ahora no-

Me acuesta en la cama y me pega de espaldas a él. Me reconforta saber que está aquí conmigo, me volteo para poder verlo, me muero por tocarlo pero sé que no me dejara hacerlo. Mis manos van hasta su cara y toco poco a poco todas sus facciones, él mantiene sus ojos bien abiertos ante mis caricias, me acerco despacio y beso su barbilla, sus mejillas, su perfecta nariz, cada uno de sus ojos y por último su frente, aunque reposo mis labios por al menos unos segundos más de lo normal, me toma por la espalda mientras mis manos dan un ligero tirón a su cabello. Me pega aún más a él y puedo sentir su erección queriendo ser libre. Giró de manera que quede sobre él, con una mano libre bajo su bóxer poco a poco liberando la presión que ejercía, gime cuando mi mano lo toca, comienzo a subir a bajar mi mano en su erección y él hunde su cabeza aún más en la almohada. Quito mi mano para poder estar en el. Cuando por fin se hunde en mi, los dos hacemos un ruido que parece extraño.
Comienzo a moverme y apoyo mis manos en mis caderas, no quiero tocarlo, no quiero que esto termine, quiero sentir que es real, quiero ver que sea realidad. La diosa interior está feliz, hace un salto triple mortal y ríe cuando termina. Christian me toma por la cintura y me mueve aún más rápido. Lo dos estamos al borde pero se detiene. Abro mis ojos espantada pero Christian me sigue mirando. Me saca delicadamente y yo aún no entiendo por qué nos hemos detenido. Me recuesta en la cama y me pide que no me mueva y lo hago. Está en el pie de la cama y abre mis piernas, me baja el pijama completamente y tira de la playera que tengo puesta, me quedo desnuda ante él y la risa comienza a brotar de mi garganta aunque no sé muy bien el por qué. Baja una vez más hasta mis pies y da ligeros beso en el dedo gordo, va subiendo por mis piernas sin dejar de darme pequeños besos. Comienzo a retorcerme por la sensación y con una de sus manos me mantiene quita, está en mis muslos y los lame lentamente provocando un gemido de mi parte. Llega hasta mi sexo y sé lo que sigue pero no lo hace, parece que solo lo observa, me ruborizo ante la idea y comienzo a moverme para quitarlo de ahí.

50 sombras destrozadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora