Sopresa

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Llevaba dormida casi cinco horas cuando Christian comenzó a darme pequeños besos por todo el rostro, se ríe mientras yo intento  alejarme de él, quiero seguir durmiendo pero él se niega  a que eso suceda  y continúa besándome por todo el rostro, me rendí  y abro  los ojos cuando Christian me tomo la cara entre sus manos, sus ojos estaban llenos de amor, me senté finalmente y mire por la ventana, gire mi vista hacia Christian, podía ver que sonreía como un niño mientras esperaba mi reacción.

-¿Dónde estamos?-
-En algún lugar de mundo- contesto

Me río y lo beso fugazmente, mis ojos buscan algún lugar que pueda decirme dónde estoy pero me vuelvo a reír porque estoy segura que no reconoceré nada.

-¿Qué le causa tanta gracia señorita Steele?-
-Nada señor Grey. ¿Puedes decirme dónde es que estamos? Por favor-
-Quiero que lo veas por ti misma-

Bajamos del avión privado, él me da su mano antes de poder poner un pie fuera de la avión yo sola, me besa uno a uno de mis nudillos y luego me atrae hacia él, me abraza por la cintura y con una mano libre me coloca detrás de mi oreja un mechón de cabello que se me ha salido de mi improvisada cola de cabello. Me sonrojo y me muerdo el labio, pero solo por un segundo ya que con su pulgar lo impide, me sonríe dulcemente, se acerca poco a poco, deja su nariz pegada a la mía, me pega más a él y ahora me cuesta respirar, mi pulso se acelera y ruego por un beso, un tierno beso.

-¿Podría besarte?- me pregunta
-Por favor, hazlo- le respondo

Sus labios se unen con los míos en un tierno beso, son suaves y están cálidos. Mis manos rodean su cuello cuando siento su lengua contra la mía, me aprieta contra su cuerpo y puedo sentir su erección, doy gracias porque no se puede notar cómo me pone un beso de Christian Grey, mi Christian Grey.
Nos separamos a duras penas porque escuchamos que alguien tose para llamar nuestra atención, cuando me separo de Christian siento que necesito más de él, necesito sus besos, sus caricias, su amor. Veo el gesto de enojo que tiene Christian en su cara y me río discretamente pero aún así me oye y me mira pero ahora con una sonrisa de niño travieso.

-Señor Grey, bienvenido a Montecarlo- Christian le estrecha la mano

¿Montecarlo? ¡Dios mío! Estamos lejos de todos y de todo lo que puedo conocer, sonrío y comienzo a moverme como niña chiquita por la emoción y la ansiedad que me invade en este momento, no dejo de sonreír mientras Christian y ese hombre hablan acerca de los detalles de nuestro hospedaje, tomó la mano de Christian y la jaló un poco por la ansiedad y la euforia que tengo. Me mira y se ríe un poco por mi ansiedad, me da un beso fugaz y me pedí que me calme, lo intento mientras siguen hablando los dos hombres que tengo frente a mí. Giró mi cabeza para ver un poco más del lugar pero es solo una pista de aterrizaje y no logro ver nada espectacular, pero eso no me impide estar más alegre que nunca.

   -Vamos, señorita ansiosa-

Sonrío, me pego a su cuerpo y dejo que me guíe hasta el auto que tenemos esperándonos, nos abre la puerta Taylor y me alegra verlo ahí, le sonrió pero él no lo hace, supongo que es porque Christian está cerca de mí y lo comprendo. No quiero buscarle problema a Taylor, me deslizo hasta mi asiento y en seguida entra Christian. Toma el cinturón de mi asiento y me lo pone, me sonrojo mientras me muerdo el labio.

    -Sospecho que quieres que te haga mía en este momento. Deja de morderte el labio Ana-
   -Sospecho que te encanta tenerme atada-

Sonríe pero no con sinceridad, por un momento creí que era una buena broma pero ahora ya no lo veo así, tomó su mano entre la mía y le doy un ligero apretón para alejar de mal humor que puede venir después de mi pequeña broma, me regresa el apretón y sé que todo está mejor.
Voy mirando por las ventanas y no dejo de ver edificios hermosos, veo el mar a lo lejos y me emociona, el clima es perfecto. No puedo imaginar nada mejor que esto, no hay nada mejor que Christian a mi lado. Nada hará que me aleje otra vez de él.

50 sombras destrozadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora