Guerra

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No, no, no. Esto no puede estar ocurriendo. Mis ojos se humedecen y quiero que pare, quiero a Ana de regreso. Tú solo la alejaste Grey. Me niego a creer que esto esté ocurriendo, no quiero que vuelva a suceder, no volveré a cometer el mismo error de dejarla ir, no está vez.
La gente me mira mientras pasa, y por supuesto que lo hace. Estoy tirado a mitad de la calle gritando por una mujer, estoy dando un espectáculo. Miro por última vez el taxi donde va Ana pero ya me es imposible visualizarla, ya no puedo ver su rostro y me llena de rabia. Por fin me pongo de pie cuando Taylor aparece a mi lado, no puedo dejar que él me vea de esta manera, no puedo dejar que la gente y quizá hasta la prensa me vea de esta manera.
Mi vista se concentra en Taylor que parece asustado, por primera vez lo veo con miedo de mi reacción, él siempre supo mantener la compostura en todos mis arranques de ira pero ahora puedo ver miedo en su mirada, en su lenguaje corporal. De repente caigo en la cuenta de que ha adoptado una posición de defensa hacia mi, me tiene miedo. Tiene miedo de mi reacción en este momento. Soy su jefe pero no es ningún idiota para dejarse matar por la ira que me controla en este momento. Nadie es tan idiota, ni si quiera Ana. Ana se ha ido.

-Ponme a Welch en el teléfono-
  -¿Señor?-
  -Quiero a Welch en el maldito teléfono-

Por unos segundos duda pero marca a través de su celular y me lo pasa en cuanto puedo oír a Welch en el teléfono.

    -Señor-
   -Quiero saber todo acerca de David Miller, antecedentes, trabajos, novias, vida personal. Todo ¿Entiendes?-
   -Claro señor, pero puedo saber qué busco, o es general-
  -Quiero algo fuera de lo normal, algo sucio. Es administrador, seguramente tiene algo que no quiera que se sepa-
   -Si señor-

Entrego el teléfono a Taylor, me voy directo a hacia mi oficina una vez que estoy en el departamento. Necesito encontrar algo que me ayude a acabar con David, debo destruir cada parte de su vida, dejarlo sin nada y así Ana volverá conmigo. Tiene que volver conmigo. No puede quedarse con él, no voy a dejar que se quede con él.
Me sirvo una copa, estoy tan furioso que temo por empezar una guerra, quiero dejar de sentirme así, no tengo el control de la situación y esto me está sacando de quicio. Desde que Ana llego a mi vida no tengo el control de nada, ni si quiera sobre mí mismo. Quizá.... Quizá sería mejor así, quizá estaría mejor y así volvería a ser un Amo, así volvería a tener todo en orden, podría ser una vez más: Christian Grey, el multimillonario, el dueño y Amo de todo.
Por un momento me dejo llevar por la idea de volver a lo mismo, pero imaginarme lejos de Ana, e imaginarme cómo era antes me hace hacer una mueca de asco, de dolor. No quiero volver a ser lo mismo. Si, quizá no tenga control de nada en este momento pero me hace sentir vivo, el amor que Ana me dio, el dolor que me está provocando, me hace sentir vivo como hace mucho no lo hacía, hace mucho que no me sentía de esta manera, tan lleno de vida y aunque me duela el que Ana se haya ido yo sé que volverá, yo sé que haré todo porque regrese y si eso implica acabar con David eso haré.

Cuando el móvil suena me aleja de mis pensamientos y me regresa a la realidad. Miro la pantalla y por unos instantes estoy furioso de que alguien se atreva a llamarme en este momento pero es Welch.

-¿Qué encontraste?-
-Nada señor, está limpio-
-¿Nada?-
-Nada relevante-
-Yo será quien decida eso-
-Bien, le mando por correo todo lo que encontré-

Sin decirle nada más cuelgo, no estoy para dar las gracias en este momento. Me quedo sentando y bebiendo, voy por mi cuarta copa y comienzo a cuestionarme por qué hace mucho que deje de beber, deje atrás este placer. La bebida me quema la garganta mientras se desliza por ella y me da una sensación de alivio, el fuerte sabor me pega y me distrae de este momento. De toda esta pesadilla.

50 sombras destrozadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora