Un dia en familia

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A la mañana siguiente estoy en mi cama, con pijama y no recuerdo haber llegado hasta aquí, miro hacia el otro lado de la cama y no está Christian, me estiro disfrutando la vida que tengo, a lado de mi maravilloso esposado y mi hijo. Y aunque me gustaría quedarme en cama, no es el día, así que voy hacia el baño para poder verme el rostro, lo miro y esta radiante y sonrojado, justo como a Christian le gusta, y como me gusta a mi. Estoy feliz y emocionada por la vida que tengo por delante. Me cepillo el cabello y los dientes, que aunque odiaba que Christian hiciera eso, ahora se me quedó a mi también, a final de cuentas me acostumbré al momento donde la comida sabe feo por un par de segundos, pero no podía dejar de ver a Christian haciéndolo y yo no.
Al caminar por  nuestro enorme armario tomó unos jeans y una blusa roja de cuello de tortuga y mangas largas que me hacen sentir un confort por dejar de tener frío aunque la caminata de mi habitación al vestidor no es larga, tomó mis tenis porque a pesar de que Mia se ha empeñado en que use zapatos con tacón, no lo haré y menos para estar en casa, y por último me dejo el cabello suelto, así al rato mi esposo podrá trenzarmelo, mientras lo pienso mi rostro se ilumina con una grande sonrisa llena de picardía. Decido ir a hacia el primer piso y puedo oler el desayuno, pero me llena más de curiosidad el otro lado del primer piso, voy hacia el lado contrario del aroma y me encuentro con una puerta casi enseguida, la abro y es una enorme biblioteca, miro los libros, como niña pequeña tomó unos para hojearlos y olerlos, el aroma me llena el alma, el alma de ratón de biblioteca que sigue viviendo en mi interior, miro más allá de las estanterías y hay un enorme sillón para dos en medio de esta biblioteca, me imagino haciendo el amor ahí mismo con mi esposo pero al momento me sonrojo en tan solo pensar que alguien podría oírnos o peor aún; encontrarnos, aunque esta es nuestra casa y me repito una y otra vez que solo estaremos los dos, solo los dos con un niño pequeño que estará durmiendo plácidamente arriba mientras mi esposo y yo hacemos el amor, giro sobre mis talones y miro al fondo donde hay un escritorio junto con una computadora, mi imaginación sigue su curso, me veo atada de manos sobre mi espalda mientras mi sexy y caliente marido me da unas suaves pero excitantes nalgadas. Salgo de la habitación porque no puedo dejar de pensar en Christian y yo haciendo el amor por todo el lugar,  me doy cuenta que hay otro lugar para jugar y ver televisión, me pregunto si será tan necesario pero en seguida pienso en mi hijo siendo un adolescente con sus amigos riendo y jugando, así que prefiero tenerlos lejos de mi habitación para dormir, aunque eso me provoca una risa burlona por querer paz en mi casa. Hay un baño grande en la siguiente puerta, aunque no lo veo con detalle pero supongo que esto es para que ningún invitado tenga que subir al segundo piso. Y por último una enorme habitación que parece una sala, un pequeño bar al fondo de un lado y del otro está el piano hermoso que Christian adora, no puedo pasar ni un segundo viendo cada rincón de la casa sin imaginarnos a nosotros sobre todo, sobre el piso, sobre el tapete y cada mueble de este lugar, las ventanas son enormes pues al mismo tiempo son las puertas y así es como mis ojos lloran por el exceso de luz pero me encanta. Abro las puertas y esta una terraza bastante grande, con su mesa, sillas y sombrillas y mucho mucho césped y flores a lo largo, recorro el camino de madera que hay y me lleva hasta la piscina que está en medio de la casa y ahí mismo otro lugar para sentarse y comer. No puedo con lo enorme de la casa. Miro la piscina y tiene desnivel y una pequeña área nada profunda para lo que creo es para Teddy y sus hermanos, sonrió mientras me toco el vientre, más hijos....
Regreso por el mismo camino y me encuentro con Christian en las escaleras que va bajando.

-¿Te escondes señora Grey?
-Nunca, aunque en esta casa puede que me pierda-
-Bien, jugaremos a las escondidas y cuando te encuentre, te haré mía-
-Mmm señor Grey, eso me parece una idea increíble-
-Vamos a desayunar-

Me toma de la mano y vamos hacia el comedor que es enorme, para su familia, mi familia y nuestra familia es lo que dice. La cocina está más al fondo, y ahí está la señora Jones.

50 sombras destrozadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora