50 sombras destrozadas

David Miller

Quizá en estos momentos mis sentidos me están fallando, a lo lejos puedo oír cómo gritan mi nombre, siento que la gente me habla e intenta tocarme pero no puedo dejar que suceda, todo esto es nuevo e incluso perturbador para mí. No creo lo que me dicen ni un poco, pero debe ser verdad aunque no quiera. Me llevo las manos a mis odios e intento mantener la calma en mi interior, no quiero escuchar nada ni a nadie, nadie.
Marlen siempre ha defendido a David, suponía que era porque en el fondo le gustaba pero no creía que era por otros motivos que me han dejado helada y sin palabras. No quiero verla, así que me levanto del sillón y voy directo a la cocina, no me sigue por unos instantes pero después puedo oír cómo dice mi nombre para saber si puede seguirme o intentar explicarme pero no sé que es lo que en realidad me molesta, no estoy segura de por qué estoy como estoy. Estos días han sido tan confusos para mí, todo me ha hecho sentir de diferentes maneras pero a los pocos segundos me siento de otra forma y me está volviendo loca esta situación.
Marlen por fin entra en la cocina y me pide piedad con la mirada, quiere explicarme y la verdad quiero saberlo pero al mismo tiempo hay algo que me detiene a querer oírla, no estoy realmente segura de lo que quiero en estos momentos.

-Ana, por favor deja que te explique-
-¿Por qué la mentira?- quiero mantener la calma- No entiendo por qué no me han dicho la verdad desde el comienzo-
-Cómo querías que si quiera la mencionara. Me avergüenza esto, Ana. Me avergüenza haberle roto el corazón a David porque es un buen hombre, y luego...... Llegaste y él comenzó a cortejarte, bueno y tú y yo ya éramos amigas. Cómo podía decirte que el hombre que te estaba cortejando era mi ex prometido, que lo había dejado por su mejor amigo- se tapa la cara con sus manos- Ana, tan solo hablar de esto me avergüenza. David, Andros y yo hicimos la promesa de no hablar de esto, prometimos dejar todo en el pasado-

Algo dentro de mi sabía que Marlen decía la verdad, sabía que no podía hablar conmigo de esta situación. Yo misma lo hubiese ocultado por el bien de una amiga. Pero ahora la que se sentía rara era yo. Marlen había sido mi única amiga en New York y yo había estado con su prometido en muchas formas, quizá no le importará a ninguno de los tres pero para mí era algo sucio. Mire mis manos y pude sentir como el hormigueo subía desde mis palmas hasta mi cabeza. Quería saber más pero no tenía las preguntas adecuadas para esta situación. No estaba segura de que iba a suceder con nuestra amistad, y menos si David estaría enojado por la bofetada que le di, de repente algo en mí se movió y se lleno de preguntas, aún no todo estaba aclarado. Si, quizá la historia de David y Marlen era real, pero Elena seguía sin encajar en esta situación, probablemente la bofetada fue bien merecida.
Intento encontrar sentido a la situación, quiero que todo encaje y no quiero sentirme culpable de nada.

     -Por favor Ana, di algo-
    -No entiendo cómo es que Elena encaja aquí, yo la vi, sé que estaba ahí con él. ¿Eso puede explicarse?-
-Si, eso tiene una explicación pero quizá no deba ser yo quien te lo explique-
-¡Por qué!- mi grito la asusta y la hace retroceder- ¡Entonces quién! ¡QUIÉN!-

Mi amiga no hace más que alejarse de mí y por instinto quiere protegerse aunque estoy segura que no podría lastimarla jamás, ella ha sido un gran apoyo para mí, desde que llegue ella ha estado conmigo y no se merece que yo le haga daño, pero esto me está sacando de mis casillas. De verdad quiero entender todo pero cada vez que Marlen me dice algo, me confunde aún más de lo que ya estaba.

    -Lo haremos los tres, es lo mínimo que mereces-
   

Mi mirada se fija en David que ha aparecido de la nada, aún puedo ver su mejilla roja y me arde la mano por un instante. La culpa me invade y sé que tienen mucho que explicar. Andros se asoma poco a poco para ver a Marlen que se esta cubriendo sus ojos para que no la vean llorar, aunque sé que es muy tarde para eso. Yo miro a los tres y puedo ver que en David no hay rencor, no hay nada en sus ojos que pueda delatar el mínimo odio hacia sus amigos, pero Andros y Marlen parecen cargar con una cruz, como no me di cuenta antes, era tan obvio. Aunque para justificarme me digo a mi misma que siempre creía que a Marlen le gustaba secretamente David, así siempre justificaba su actitud, pero ahora que los veo con más claridad puedo ver cómo aún siente culpa por el daño que le llego a ocasionar, es por eso que insistía tanto en que yo estuviera con David, en que me diera una oportunidad, creía que así se justificaría y se arreglaría todo el pasado, pero tarde o temprano tendrían que decirme esto, no podía estar siempre así.
Todos me mentían, no sólo Christian, sino que también mis amigos y mi novio. No sabía en qué momento mi vida comenzó a girar en mentiras. Yo misma me mentía una y otra vez al decir que Christian ya no me hacía falta, cuando en realidad cada vez lo necesitaba aún más y aunque pareciera increíble, él también me necesitaba y yo lo había dejado sin pensarlo, lo había dejado por segunda ocasión, ahora más que nunca estaba segura que no me perdonaría y ni si quiera me dejaría intentar solucionar todo. Yo misma me había buscado cada una de estas situaciones. Yo era la culpable de cierta manera en todo estos problemas, pero la cosa era que no sabía cómo buscar una solución, ni si quiera sabía por dónde empezar.