Cierro los ojos estando en el pasillo después de haber dado el porrazo en el despacho de Papá y estoy a punto de salir corriendo de allí cuando veo que Brandon está frente a mí con los ojos abiertos.
Intento acercarme a él pero alza la mano haciendo que me quede de pie donde estoy.
- Tú... ¿tú has visto a Mamá?
Doy un paso acercándome a él pero se aparta dando un paso hacia atrás, a la defensiva. Veo el reproche en sus ojos, la rabia y la tristeza todo a la vez. Y me rompe el corazón.
- Brandon, sé que no es fácil para ti esto...
- No lo es - me responde rápidamente, ahora tiene la cara roja y las cejas fruncidas, y puedo ver que está muy enfadado -. No entiendo por qué Mamá se ha puesto en contacto sólo contigo. ¿Y yo qué? ¿Yo no le importo?
Me acerco a él y rápidamente apoyo una mano en su hombro.
- ¡No! Brandon, no ha contactado conmigo. Ella dio con la información de que estaba en Londres y extrañamente se acercó a mí en plena calle y...
- No digas chorradas, Steph - me corta, y yo me separo de él con los ojos abiertos -. No me voy a tragar esa birria de historia.
- ¡Es la verdad! ¡No te estoy mintiendo!
Se calla y me mira con tal decepción en los ojos que me hace costar respirar. Me invade una presión extraña en el pecho, como cuando te dicen una mala noticia o cuando sientes que tienes que hacer algo pero realmente no puedes.
Niega con la cabeza y aprieta ligeramente los puños, mientras se da la vuelta y baja las escaleras abajo. Me duele que lo haya sabido en su cumpleaños, me duele haberle arruinado la velada.
Y en vez de gritarle y explicarle todo, no me sale la voz. En vez de eso, me quedo de pie allí abrazándome a mí misma, con un nudo en la garganta y con las lágrimas a flor de piel sin poder pararlas.
*****
Atravieso el salón como puedo entre toda la gente que ha invitado Brandon, pero sin rastro de él. Cuando salgo de casa, veo que Elliott está apoyado contra el Range Rover con los brazos cruzados y distraído. Me ve cuando alza la mirada y no me hace falta ni recorrer lo poco que me queda para acercarme a él, porque ya lo ha hecho y me envuelve entre sus brazos.
En medio de todo ese caos, sus brazos son lo único que me consuelan.
- Todo está siendo un desastre.
- Encontraremos un modo de solucionarlo, te lo prometo - me asegura.
Me separo de él negando con la cabeza y Elliott me limpia las lágrimas con sus pulgares. La preocupación se refleja en su rostro y es como un puñetazo en el estómago.
- Papá lo sabe - empiezo a decir y en cuanto lo digo, él abre ligeramente los ojos -. Sabe lo nuestro. Me ha seguido hasta Londres y hay fotografías y... Dios - cierro los ojos -. No quiero... no quiero que te pase nada por mi culpa. No quiero que involucre a tu familia por mi egoísmo.
Apoya su frente contra la mía y me mira directamente a los ojos. El corazón me va a mil y casi creo que me va a dar un paro cardíaco. Sentía las rodillas como flanes.
- Nuestro egoísmo - me corrige, bromeando y no sé cómo es capaz de bromear en un momento así -. No me va a hacer daño, Steph. Lucharemos contra esto y con la cabeza bien alta, ¿vale? Haremos todo lo que tengamos a mano para evitar lo que sea.
Me da un beso que hace que toda preocupación que quedara en mi cabeza, se esfuma. De pie delante de mi casa y del Range Rover, poco sabemos de lo que se nos va a venir encima.
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Glamour © [Editando]
Teen FictionStephanie Moore. 18 años. Hija de papá. Destinada a tener éxito. Fama, dinero, lujo, fiestas y de la alta élite. Elliott Halliwell. 19 años. Barman. De estatus medio. Esfuerzo, humildad, logros y trabajo duro. Su origen y su estatus no le paran de s...