Cuando me despierto aquella mañana, no reconozco el sitio donde estoy. Y estoy tirada en el sofá con tres chicos que no recuerdo sus nombres.
Me levanto y busco a tientas mi bolso de Dolce Gabanna rosa, y cuando lo encuentro saco mi iPhone. 10:30. Y no sé siquiera donde estoy.
Por suerte no me han robado el bolso y suspiro aliviada. Tengo cosas bastante importantes en él como tarjetas de crédito y por supuesto, maquillaje de muy buena calidad. Ya con el bolso en mano, busco a Aimee, mi mejor amiga, que aunque recuerde poco de la noche anterior, sé que he venido aquí por ella, ya que es la que me dice dónde hay una fiesta y a las que siempre vamos.
La veo durmiendo en un sofá blanco con otro tío y la despierto.
- ¡Aimee, despierta! - ella solamente se remueve y yo le doy con la almohada en la cara - ¡Aims, tenemos que irnos!
Se retuerce y luego se quita la almohada de la cara.
- Relájate, Steph.
- No. No me relajo. Tengo que estar en la oficina de Papá en 20 minutos y sigo aquí. ¡Me va a matar!
Aimee al fin se levanta y se arregla el vestido. Se pone sus gafas de sol y coge su bolso Burberry.
- Está bien, pesada. Llama a tu chófer.
Y tal y como dice, lo hago.
*****
Salimos del chalet donde pasamos la fiesta de la que no me acuerdo en absoluto la noche anterior y espero. El chófer tarda más de lo normal y me estoy empacientando.
- ¿Qué le pasa al chófer? A este paso las ranas criarán pelo... - se queja Aimee, con los tacones en mano.
Cierro los ojos porque me martillan sus palabras a causa de la resaca, y de repente mi móvil suena. Miro, y es Daniel, mi novio.
- Daniel - digo.
- ¿Cariño, dónde estás? Feliz cumpleaños.
- Gracias. Bueno, esperando ahora al chófer y...
El Ranger Rover llega al fin y yo suspiro aliviada.
- Daniel, te llamo después, ¿vale?
- Está bien. Te quiero. Llámame en cuanto llegues a la oficina - dice.
- Sí. Te quiero.
Colgué y veo como baja un hombre del coche que no es mi guardaespaldas habitual y muchísimo más joven. Tiene el pelo castaño y aunque no está perfectamente afeitado, noto que es bastante atractivo, además de su mirada intensa. Abre la puerta y Aimee y yo nos miramos confundidísimas.
- Tú no eres... David - consigo decir.
Miro a Aimee de reojo y veo que se lo come con la mirada. Ambos nos damos cuenta de lo... bien que está. No parece sacarnos más de un año a las dos.
- No. No soy David - contesta y tiene una voz grave pero que no me importaría estar escuchando todo el tiempo, por muy bizarro que suene - Soy Halliwell. Y voy a ser tu guardaespaldas ahora. Por favor, súbase. Tiene que llegar a la oficina de su padre en 5 minutos.
Ladeo la cabeza y me subo al coche junto con Aimee, que parece estar flipando en colores con el nuevo guardaespaldas, que veo cómo me mira a través del retrovisor.
*****
Antes de llegar a la oficina de mi padre, le pedí al chófer que dejásemos a Aimee en su casa, el cual, al principio se negó, dada las órdenes de Halliwell aka mi nuevo guardaespaldas, pero tras insistir e insistir, finalmente se dieron por vencidos, y dejaron a mi amiga en su casa.
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Glamour © [Editando]
Ficção AdolescenteStephanie Moore. 18 años. Hija de papá. Destinada a tener éxito. Fama, dinero, lujo, fiestas y de la alta élite. Elliott Halliwell. 19 años. Barman. De estatus medio. Esfuerzo, humildad, logros y trabajo duro. Su origen y su estatus no le paran de s...