Capítulo 19

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Nos sentamos en unas mesas alejadas del resto y la camarera (que mira a Halliwell descaradamente pero él no parece inmutarse) nos trae los cafés que hemos pedido.

Cuando se va, me froto las manos y me acerco un poco para intentar que sólo lo escuche él y nadie más ajeno.

- Bueno, ¿qué? ¿Qué tal todo en el otro charco?

Halliwell da un sorbo a su café, serenamente. Su actitud tranquila me inquieta pero de alguna manera lo he echado de menos. Apoyo mis manos en mi mentón, apoyando mi codo en la mesa.

- Tu padre me ha mandado aquí hasta que las cosas en la empresa se tranquilicen. La fallida coalición con los O'Donnel ha supuesto una pequeña... caída en lo que se refiere a las acciones de la empresa - empieza a contar y aunque se ve que poco sabe del tema, intuyo para donde van los tiros -. Y ahora es todo caos. Tu padre está haciendo todo lo que puede.

Por un segundo, me siento culpable. Sé que es todo culpa mía, por haberme ido y con ello trayendo las consecuencias de no poder fusionarse las dos empresas. No sé ni qué sentir en estos momentos, porque quiero vivir mi vida propia pero a la vez que no quiero herir a nadie.

- Por otro lado en la Universidad, - sigue diciendo Halliwell, esta vez más incómodo - sobre ese acosador tuyo, no ha parado. Hace una semana empapeló amablemente todo el Campus con la foto de los dos en aquel bar.

- ¿Foto? ¿Te refieres a...? Oh.

Sí. Sé a qué momento se refiere. Aquel beso borracha que casi le obligué a dar. Hundo mi cabeza entre mis manos, avergonzada e incapaz de mirarle a los ojos.

- Dios, Halliwell, lo siento mucho - digo totalmente sincera y con ganas de que la tierra me trague por completo.

- Da igual. Los ignoré por completo - contesta, pero se nota que también está incómodo -. Las constantes preguntas pararon pasadas tres días. Lo que me preocupa es...

- ¿Eh?

Me doy cuenta. El acoso sigue aunque esté en Londres. ¿Y si ese acosador/a me ha seguido hasta aquí? Me entran escalofríos y me abrazo a mí misma, incómoda.

- ¿No es posible que...? - susurro, pero no termino la frase y trago bilis - Es decir, es imposible, ¿no?

- No lo sé - admite -. No ha pasado nada raro, ¿verdad? Desde que llegaste, me refiero.

Niego con la cabeza. Ahora sé por qué está aquí. Probablemente Papá lo hubiera mandado, asustado de que me pasara algo. No me extraña en absoluto que tome medidas en cuanto a mi seguridad después de lo que pasó en su oficina.

El silencio se instaura entre nosotros y doy un sorbo a mi café. Le miro disimuladamente y sigue igual: aunque no lleve traje, viste igual de impecable. Aunque no estemos lo suficientemente cerca, puedo olor esa colonia que se echa que transmite masculinidad en todo su esplendor. Es raro, pero lo relaciono a eso.

Cuando veo que me mira extrañado porque me he quedado mirándole, desvío la mirada y espero que no me haya sonrojado.

Intento esconder mi sonrisa tras la taza de café. Me alegro que esté aquí conmigo porque me siento menos sola.

Puede que le hubiera echado de menos. Pero solo un poco, que conste.

*****

Halliwell me explica que sus padres se aseguraron de que pudiera ir a Londres tranquilo sin preocuparse por sus hermanos. Mi padre estableció un horario especial a su padre para que pudiera encargarse de sus hermanos pequeños.

También explicó que mi Padre pensó en su carrera y lo transfirió de estudiante de intercambio en una Universidad de Londres. Así que prácticamente no se está perdiendo ninguna clase. Confesó que se sintió más tranquilo.

Glamour © [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora