—Bueno, contadme, ¿qué tal todo?
Estamos en una mesa de tres, con Papá en medio y Brandon y yo frente a frente sentados. Ha tardado casi diez minutos en decir algo mientras estaba contestando emails y llamadas desde que llegamos. Mi hermano está claramente molesto y yo sigo pensando en lo que ha pasado hace tan sólo veinte minutos con Elliott.
Cuando voy a abrir la boca, un camarero llega y nos sirve la comida. Están en un plato blanco con decoraciones florales sutiles en las saquinas, con un trozo de carne en una esquina, otro trocito pequeño de verduras a un lado y salsa exparcida por el plato como decoración. Parece sacado de MasterChef.
—Prefiero antes la comida de Dorothy—masculla Brandon.
Papá lo fulmina con la mirada y yo bajo la mirada mientras comienzo a cortar la carne. Mi mente está aún en aquel cuartillo y debo cerrar los ojos por un momento para no ponerme roja como un tomate.
—Me alegra que estés tomando notas en las reuniones, hija—empieza a decir Papá con el orgullo reflejado en la cara, y yo le sonrío forzadamente—. Todos lo han visto y me están felicitando por ello. Te ven como una jefa en proceso para el futuro; y eso es algo muy muy bueno: ganarte la simpatía de la plantilla nunca viene mal.
Murmura algo más por lo bajini, pero no lo consigo entender porque lo ha dicho mientras mastica. Me cuesta mirarlo más de tres segundos sin recordar la nota. No sé si sacarle el tema ahora, porque Brandon está delante. Además, es la primera comida que tenemos los tres en el mes que llevamos. Normalmente él come con los O'Donnel o con los empresarios con los que se reúne... así que esto es muy raro. Supongo también que ha sacado del instituto a la fuerza a Brandon, y por eso su tan mal temperamento.
—Brandon, ¿qué tal el instituto, hijo?
—Con ganas de acabarlo cuanto antes para no pisarlo nunca más—contesta cortante.
Paro de comer para suspirar, y mi padre se lleva las manos al cuello, para desajustar un poco su corbata. Parece cansado, y que su hijo menor se ponga a la defensiva no parece mejorar su condición.
El resto del almuerzo hablamos poco y de temas poco interesantes. Al salir de allí incluso parece que mi hermano y yo no conocemos a nuestro propio Padre.
Lo más triste es que quizás sea así.
*****
Llego a casa y me siento en el sofá. Sigo pensando en lo que ocurrió la otra noche pero concretamente en la nota. ¿Quién es esa tal Adelia? ¿Qué relación tenía con mi padre?
Bueno, está claro qué clase de relación tenían teniendo en cuenta el mensaje de la hoja pero...
Suspiro mientras me apoyo en el sofá. Si sigo pensando más mi cabeza va a explotar, pero todo está siendo tan raro y todo está siendo tan rápido que siento que voy a explotar en algún momento.
No. Sé perfectamente por qué estoy sacrificando todo esto: las vidas de muchas personas dependen de mi fusión con los O'Donnel, además de que mantener a salvo a las personas que me importan siempre será mi prioridad número uno, da igual las circunstancias.
Ya tuve mi elección egoísta concedida al irme por un tiempo a Londres a estudiar lo que quería y encima salir con Elliott, pero ha salido todo mal.
Y eso ha sido por algo.
Me convenzo de que esto es lo mejor, tiene que ser así porque sino, ¿de qué otra manera iba a ser? No tiene sentido.
Otro ruido en casa me saca de mis pensamientos. Mi corazón empieza a latir a mil por hora y siento que se me va a salir del pecho cuando lo primero que viene a mi cabeza es el hecho de que es el acosador.
ESTÁS LEYENDO
Glamour © [Editando]
Teen FictionStephanie Moore. 18 años. Hija de papá. Destinada a tener éxito. Fama, dinero, lujo, fiestas y de la alta élite. Elliott Halliwell. 19 años. Barman. De estatus medio. Esfuerzo, humildad, logros y trabajo duro. Su origen y su estatus no le paran de s...