Capítulo 62 Montaña Rusa

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Me levanté sonriente, salí de la cama vistiendo solamente mis bragas y una larga camisa de mi novio, ayer me quedé durmiendo en su casa y terminamos sin ropa, nuestro amor cada vez crecía más, me encantaba pasarla con el, me sentía feliz.

- Hola mi dormilona. - El vestía solo unos boxers blancos, le quedaban muy, muy bien, era una magnífica vista de mañana.

- Hola am... - Bostecé. - or. - Completé.

- ¿Dormiste bien?

- Sip. ¿Y tu? - Me senté en una silla.

- Fantástico. - Se acercó y se puso en medio de mis piernas. Besó mi cabeza. - Te amo.

- Yo también. - Miré sus ojos, eran tan lindos. Expresaban mucho, y a la vez nada.

- Tengo planes para hoy. - Se apartó, agarró su vaso con zumo de naranja y lo llevó a sus labios.

- ¿Cuáles?

- Un almuerzo, un parque de diversión, y una cena al aire libre ¿Que te parece?

- Me parece genial.

- Bueno, ve a ducharte, te traje ropa de tu casa, acá te espero.

- ¿Dónde te bañaras tu? - Pregunté.

- Ya me bañé, solo que no terminé de cambiarme.

- Oh. De acuerdo, ya regreso. - Asintió.

La ropa la encontré en el baño, era unos jeans negros, una camisa a rayas blancas con azules, un sujetador rojo y bragas del mismo color, y unas zapatillas. Me cambié, Aaron se había tomado el tiempo de traerme el maquillaje, puse sombras cafés en mis párpados, también tracé la línea negra en esta, rubor en mis mejillas, rimel en las pestañas y para finalizar lipstick rojo en los labios, peine mi cabello, me miré en el espejo y sonreí. Bajé, Aaron ya traía puesto unos jeans negros y una camisa igual a la mía, pero masculina.

- ¿Elegiste mi outfit igual al tuyo? - Pregunté mirándolo con duda.

- Quizás. - Sonrió inocentemente.

- Eres tan jodidamente tierno.

- Lo sé. - Guiñó el ojo.

- Y arrogante.

- Pero....así me amas. - Asentí. - Vamos, tenemos todo un día juntos.

Subí a la moto y el empezó a conducir, ahora me gustaba mucho, la sensación del aire me encantaba.

- Sujeta bien de mi cintura, preciosa, iremos por una curva. - Gritó.

- Okay. - Como el dijo, apreté mi agarre.

Al pasar treinta minutos llegamos a un restaurante, entramos y nos sentamos, este lugar no era tan extravagante, me gusta, las cosas simples eran de mi agrado y Aaron lo sabía.

- ¿Que tal esta la lasaña? - Preguntó del otro extremo de la mesa.

- Muy rica, y ¿Lo que tu comes?

- Exquisito. - Lo que el eligió, jamás en mi vida lo escuché, se miraba apetitoso pero no me daba por comer de eso.

El amuerzo fue de plática en plática, contamos cosas que hacíamos en nuestra infancia, que caricaturas mirábamos, que travesuras más locas tuvimos, de todo un poco, reímos de cosas graciosas. Ahora ibamos hacía el parque de diversiones, cuando llegamos quedé con la boca abierta, había una gran multitud de gente, no entraríamos a ningún juego.

- Tranquila, ya tengo los pases, vine temprano.

- Aún así, esta repleto.

- Lo lograremos, anda. - Agarró mi mano. - ¿Dónde vamos primero?

- Un juego tranquilo, el último que sea la montaña rusa. - Sugerí.

- Esta bien.

Después de horas esperando por fin subiríamos a la montaña, mi corazón ya latía pesadamente, he subido a ese juego pero siempre me ponía nerviosa, sentía que en cualquier momento el corazón saldría de mi pecho.

- ¿Lista? - No.

- Si. - Mentí ¿Porque demonios decía si? No estoy malditamente lista.

- Aquí me tienes, no te pasará nada.

- Ajá.

- Amor, calmate. Agarra mi mano, eso hice.

De poco a poco el juego se movió hacía adelante, y de pronto aceleró, ¡Joder, mierda, carajo, demonio, rayos! Moriré!! La oscuridad se asomó y no había nada, no escuchaba nada, sólo mi respiración.

Living With Him ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora