Dulce Devoción.

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Llegó el día, a partir de hoy todo será oficialmente diferente. Estaba tan emocionada, pero ahora lo que siento es nostalgia de dejar mi casa. Ya no veré a mamá a diario, aunque prometimos hacer vídeo llamadas todos los días, no será igual. 

Debo admitir que tengo miedo de este mundo universitario y de las nuevas aventuras que trae consigo. En las películas lo ponen como la puerta del libertinaje para los jóvenes, por el simple hecho de que ingresan a la universidad se creen que ya tienen el mundo a sus pies, pero yo sé que eso no puede ser así, solo espero no dejarme llevar por el ambiente, seguir los consejos de mi mamá y, sobre todo, espero encontrarme buenos amigos.

Diana y yo estudiaremos la misma carrera, Diseño de moda. Nos esforzamos tanto para poder ser admitidas en "The Art Institute of Seattle" siempre fue nuestra meta poder ser admitidas en esta prestigiosa universidad. El día que recibí la carta, mis manos temblaban de nerviosismo, ya que, en ese papel, estaba plasmada mi felicidad o mi desdicha, recuerdo que todo lo que hice fue respirar hondo y prepararme para recibir a mi futuro. No fue hasta que leí las palabras "USTED, HA SIDO ACEPTADA" y comprobar que Diana también había sido aceptada, fue cuando finalmente pude respirar.

Sabía que era hora de emprender un nuevo viaje, y dejar mis días felices y oscuros en Redmond, era hora de que el sol brillara de nuevo para mí, porque desde la traición de Henry con la que decía ser mi mejor amiga, es como si el sol no ha salido de nuevo.

Ya hace tres semanas desde nuestra separación, fueron las semanas más horribles que he pasado. Él no paraba de pedir perdón hasta que entendió que lo nuestro ya no podía ser. La persona de la cual me enamoré murió el día que me enteré de su engaño y la persona de la cual él se enamoró, ya no existe.

Le entregué mi corazón con tanta confianza sin importar si saldría lastimada, confié como una idiota en él, jamás imaginé que lo nuestro acabaría de esta manera, incluso a veces pienso que es una terrible pesadilla de la cual despertaré en cualquier momento, pero las semanas que han transcurrido me demuestran lo contrario.

La última vez que lo miré fue el día de nuestra graduación, había pensado no ir, pero Diana finalmente me convenció, es decir, fue un chantaje, ya que, si yo no iba, ella tampoco y no podía permitir eso. Tenía preparado su vestido desde dos meses atrás y estaba tan entusiasmada que no podía echarle a perder su noche tan esperada.

En el momento del baile, el dj pidió que se intercambiaran parejas, no sé lo que sentí cuando miré que mi pareja era Henry, trate de zafarme de su agarre, pero él me sujetó y entonces noté en su mirada que solo pedía un último baile. Sentí que el mundo se venía encima de mí, sabía que era la última vez que nos veríamos, la última vez que estaríamos tan cerca, la última vez que me sentiría como una princesa entre sus brazos. Bailamos al ritmo de Green Day "The forgotten", no sé si pidió la canción intencionalmente, pero fueron tantos recuerdos que venían a mi mente. Cuando la canción terminó, me susurró al oído que fui lo mejor que le pasó y que me deseaba toda la suerte del mundo, y así, dejó la fiesta.

Ahora, mientras termino de empacar mi última maleta, también estoy empacando el dolor que su partida me ha causado, es difícil superar a tu primer y único amor, cada día que pasa, ruego porque mi pena no sea tan difícil de llevar. 

—Rose ¿Ya estás lista?

Mi mamá entra a mi habitación y mira todo con extrema nostalgia. Ya empaqué todo por lo tanto quedan solo quedan algunas cosas a la vista.

—Sí. Ya empaqué todo, sólo esperaré que Diana pase por mí —ella continúa viendo todo el cuarto y siento una punzada en mi pecho—. Hey, nada de tristeza. No es como si no regresaré nunca más.