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Aún no supero lo que descubrí de mi padre, es tan difícil superarte de algo así. No entiendo como alguien puede abandonar a un hijo, sangre de su sangre, por algo, en mi caso, por ser un obstáculo para su futuro, por desgracia esa es mi historia, una que ha marcado mi vida y son cicatrices que no se olvidan y que las llevaré hasta el día que muera.

Lo más difícil, es que he tenido que llevar todo esto yo sola, aunque Diana me conoce perfectamente y sabe que algo me pasa, dejó de insistir en que le contara mi problema, supongo que piensa que es por mi distanciamiento con Nick y aunque lo extraño lo que más me atormenta es lo de mi padre.

Estos días los he pasado de la universidad a la residencia y viceversa, anoche las chicas salieron de fiesta, Caroline dejó muy claro que Nick quizás asistiría si regresaba de Los Ángeles a tiempo, era obvio que trataba de decir que no fuera, Diana con su mirada asesina quería aniquilarla y cuando tuve oportunidad hablé con ella y le pedí que entendiera la actitud de Caroline, ella es una gran amiga y muestra de ello es la actitud que está tomando conmigo.

Johnson o ¿debería llamarlo Tío William? ¡Ja! Eso no lo haré, resulta que desde hace unos días evité entrar a su clase y ahorrarme la necesidad de salir corriendo al verlo, pero creo que cometí un error al pensar que ya estaba lista. Sucede que no resisto estar en su clase, si antes lo hacía difícil de llevar, ahora es casi doloroso verlo y saber que llevo la misma sangre por mis venas. Ahora lo entiendo todo, sus miradas que parecían entrar en mi cerebro y saber lo que pienso es por su lucha desesperante de intentar conocerme más para de alguna manera ayudar a su hermano y acercarme a él, pero no lo soporto y no pienso estar otro minuto en su clase por lo que tomo mis cosas y me dispongo a salir de la sección, Diana me sujeta de mi muñeca y me pregunta que a dónde voy, le digo que no me siento bien y que la veré en el siguiente bloque de clases, sin darle tiempo de que me pregunte algo más salgo de la sección ignorando a Johnson cuando me pregunta que a donde me dirijo.

Camino hasta la parte del campus que generalmente está vacía, me siento en la grama con mis piernas cruzadas y sujeto fuertemente el dije de estrella que Nick me obsequió. Desde ese día nunca me la quito, solo cuando me baño, pero luego me la pongo. Sujetarla de esta manera es algo que hago todas las noches para de alguna forma sentirlo cerca de mí. Estos días sin él me han demostrado cuán importante es para mí, es tan indispensable como el aire que respiro.

Cierro mis ojos fuertemente y evito llorar, siento como la estrella se marca en mi mano y aunque duele un poco, no es nada comparado con el dolor que aqueja a mi alma.

— ¿Estás bien? —la voz de un chico me sobresalta y hace que abra mis ojos inmediatamente, por un momento no reconocí su voz, hasta que lo veo—. Rose ¿necesitas algo? No luces bien.

—Estoy bien, Derek, es solo.... —un padre que me abandono sin haber nacido, por una carrera que sería más importante que su hija, un tío con el que tengo que recordar a mi padre y no puedo evitarlo porque no puedo darme el lujo de que me aplace en su clase y el chico al que amo que hace días que no da señales—. Solo sentía que me ahogaba en una clase, pero estoy bien.

—Imagino que la de Johnson. ¿No es así? —se sienta a mi lado y ambos miramos hacia el despejado cielo, un día soleado en Seattle es algo digno de apreciar, finalmente se gira hacia mi esperando una respuesta—. Te conozco y sé que algo te pasa —lo observo y por un momento odio a Nick por no ser él quien esté a mi lado tratando de sacarme cada palabra y diciendo palabrotas en contra de quien sea, pero me odio más a mí misma por alejarlo de mí y odio toda la situación en la que estoy—. Solo quiero que sepas que si quieres hablar aquí estoy.

Sonrío tanto como puedo, pero soy consciente que salió la sonrisa más fingida.

—Gracias. Es solo un mal día, en serio.

Dulce Devoción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora