—Rose, eso era obvio. Solo tú no lo sabías.
La usual mirada fulminante que tiene Diana, en estos momentos la adquiero yo, aunque estemos en un supermercado quiero asesinarla. No me tiene que recordar lo ciega que fui en cuanto a los sentimientos de Derek hacia mí, ya me siento lo suficientemente tonta al nunca darme cuenta.
—El caso es que no sé qué haré al respecto —trato de recordar si tenemos queso crema, no estoy segura si hay o no así que tomo uno y lo echo al carrito de compras—. Es decir, es mi amigo y no quiero que piense que no valoro su amistad, pero tampoco lo quiero tener cerca de mí si eso le hará daño.
—Te entiendo. Pero no puedes controlar los sentimientos de los demás, ellos son los únicos que tienen el control sobre ellos. Lo que quiero decir, es que nadie es culpable de enamorarse de alguien, simplemente sucede, a veces te enamoras de quien menos lo esperas, o de quien pensabas que jamás te haría caso, o de esa persona que conociste en un transporte público y nunca volverás a ver, incluso podemos enamorarnos de cosas... Como de estas hermosas cortinas —dice tomando unas cortinas de baño en color rosado, examinándolas y cuando ha visto el precio las echa en su carrito, luego vuelve su atención a mí—. Pero eso no quiere decir que debemos ser correspondidos.
Llegamos al pasillo de las frutas, tomo manzanas verdes, fresas, ciruela, papaya y melón que es con lo que usualmente desayunamos.
—Eso lo sé, pero el hecho de no ser correspondido se ha de sentir terrible.
Por un momento se queda pensando, luego dice.
—Te lo pondré así. Los sentimientos son como cuando cavas, tan hondo en la tierra y descubres que hay agua. El agua empieza a fluir rápidamente ¿no? —asiento en respuesta—. Bien, se puede formar un rio si tú quieres, pero si el agua deja de fluir el rio se secará.
Arrugo mi frente.
— ¿Me estás diciendo que, si me alejo de Derek, él dejara de estar enamorado de mí?
—Tan claro como el agua. Tú detendrás esos sentimientos con distancia y él dejará de sentirlos, verá nuevos horizontes y te volverá a ver como una buena amiga y listo.
—No puede ser tan fácil. ¿Y si no pasa eso?
—Créeme que pasará.
No sé si tiene o no razón, pero lo cierto es que tengo que alejarlo por un tiempo de mí, es un gran amigo y por lo mismo merece fijarse en alguien que si le corresponda de la manera que él se merece. Nos detenemos en el pasillo de maquillaje y estamos conversando de Calvin cuando un cabello negro llama mi atención, ella está de espaldas a nosotras en el siguiente pasillo de juguetes, voltea hacia nosotras y al verme ondea su mano hacia mí y sale corriendo en nuestra dirección, gritando mi nombre.
— ¿Rose es la promoción del día o por que la sujetas así? —le pregunta Diana sorprendida por la actitud de la niña, ella tiene envuelta mis piernas en lo que es un abrazo.
—Hola, Liliana —me encorvo y planto un beso en la coronilla de su cabeza.
— ¡Al fin te vuelvo a ver! —chilla de emoción, y no puedo evitar sonreírle—. ¿Vendrás a mi casa y pasarás tiempo con nosotros? —finalmente me suelta y mirar esos ojos me hacen sentir nostálgica.
—No creo que sea una gran idea —le digo de lo más cariñosamente posible para restar el peso de mi negatividad.
— ¿Por qué no? Eres de la familia, ósea mi prima. ¡Sí! ¡Mi prima! —vuelve a chillar y esta vez aplaude de emoción.
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Dulce Devoción.
Teen FictionSi hay algo que debemos aprender a cierta edad, es que la vida no tiene solo un tono de rosa y a Rosemary Smith le ha tocado aprenderlo de una manera nada sutil. Ella siempre ha sido una chica aplicada y soñadora, pero una traición de las personas m...