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—Hola —digo al verlo.

Luce tan guapo como siempre en su traje de gala que hace babear a todas las chicas.

—Hola, Barbie —juro por lo más bello que me dará un ataque, después de todo este tiempo, todavía mi cuerpo se emociona al escucharlo cuando me llama así—. Felicidades —dice y besa mi mejilla.

Creo que me desmayaré.

—Muchas gracias —me sorprende que logré articular una palabra, sin embargo, doy un paso atrás para mantener la distancia, no me fío de mi misma cuando estoy a su lado.

—Luces muy bonita como siempre.

Doy gracias al infinito porque ayer decidí ir de compras y opté por un vestido azul pegado al cuerpo que, según Tyra, hace ver a mis ojos aún más azules.

—Gracias —contesto, segura que me he ruborizado.

— ¿Saldrás a celebrar?

Ambos hablamos cautelosos, supongo que después de lo que pasó, no nos sentimos tan en confianza como para hacer algún movimiento.

—De hecho... —giro para buscar a Tyra, pero ella ha desaparecido—. No lo sé, no me imaginaba esto.

—Te lo mereces, hiciste un excelente trabajo —asegura con esa sonrisa bella—. Y te aseguro que yo ni siquiera voté por tu categoría, digo, te conozco y no quiero que pienses que yo tuve que ver.

Sonrío porque a pesar de todo, ambos nos conocemos tan bien.

—Sí, sé que tú no harías algo así.

Pasan uno segundos en que solo nos miramos sin decir nada, quizás cada uno recordando lo bien que pasábamos juntos y aceptando que, a pesar de todo, la conexión y el amor que sentimos el uno por el otro aún perdura.

—Me has hecho falta —dice con tono triste y con su mano acaricia mi mejilla, esa caricia que tanto he añorado desde nuestra separación.

Sin pensarlo dos veces y sin darme tiempo para cuestionarme, me acerco a él y lo abrazo, él me devuelve el abrazo y hago todo lo imposible por retener el llanto. Después de tanto meses, en sus brazos sigo sintiéndome como en casa, como si es el lugar al que pertenezco. Me aseguro que mi cuerpo y mi mente graben este momento en mi memoria, porque estoy segura que no durará más que esta noche.

— ¿Aceptarías mi invitación de ir a cenar? —inhalo su aroma antes de separarme de él—. No quiero imponerte nada, pero no me conformaré con un no por respuesta.

Ambos nos merecemos un cierre, tal vez solo aceptó ser jurado para verme por una última vez y cerrar lo que sea que nos impide seguir adelante.

—Bueno, me parece bien.

Dulce Devoción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora