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—Rose. Rose, despierta —la voz de un ángel me sacude, hago un sonido en forma de protesta porque, aunque su voz sea celestial y sexy, necesito dormir—. Rose.

Este ángel suena muy parecido a... ¡Nick! Abro los ojos de golpe y obviamente es él.

—No eres muy madrugadora ¿verdad? —pregunta y puedo notar su rostro cansado.

¿Acaso él tampoco podía conciliar el sueño después de nuestro...? No, Rose. No vuelvas a ese camino. Me estiro, froto mis ojos y me siento en la cama con las piernas cruzadas, él se sienta en una esquina de la cama manteniendo la distancia.

— ¿Qué hora es? —pregunto y él observa su reloj.

—Las ocho y media.

— ¡¿Qué?! Me perdí la primera clase —me levanto muy rápido y me mareo, él me sujeta y me ayuda a sentarme de nuevo. Siento que mi cabeza va a explotar.

— ¿Cómo te sientes? —pregunta con tono suave como si supiera que es exactamente lo que quiero.

—Mi cabeza duele —cierro mis ojos ante los pinchazos que siento en mis sienes.

—Eso supuse. Tómate esto —me ofrece dos pastillas y un vaso de agua—. Son tylenol, te ayudarán a sentirte mejor.

Me las da y me las tomo sin pensarlo dos veces. Esto es una mierda, no volveré a tomar.

—Tu compañera, Hailee, llegó hace una hora. Se acaba de ir a la universidad y bueno ehm espero no te molestes, pero... —noto su nerviosismo, una faceta que desconocía que tenía.

— ¿Pero?... —lo insto a que continúe.

Doy un trago de agua con la esperanza que poco a poco me sentiré mejor.

—Me tomé el atrevimiento de prepararte el desayuno —confiesa haciendo que casi escupa el agua en su cara.

¡¿Que hizo qué?! Wow... eso no me lo esperaba. Aunque ese beso no pasó a más, lo cual ahora agradezco, sinceramente creí que haría la caminata de la vergüenza en mi propia casa, ya saben, él me diría: "Oye, lo de anoche solo fue un simple beso, solo no quiero que te hagas ilusiones, ¿de acuerdo?" Y luego me diría que se tiene que marchar y fin de la historia, sin embargo, se dio el detalle de prepararme el desayuno. Él nota mi reacción y luce aún más nervioso.

—Lo sé, hasta yo estoy sorprendido —nervioso, se pasa la mano por su cabello—. Es solo que... —hace una pausa—. Pensé que no despertarías bien y bueno, por qué no hacerlo.

Muevo mi cabeza, tratando de salir de mi estado de sorpresa.

—Muchas gracias, Nick, es muy lindo de tu parte, pero...

Mueve su mano en negación haciéndome callar.

—Sé que dirás que no debía de molestarme, pero no es molestia, lo hice con todo el gusto.

Le sonrío porque en verdad agradezco el gesto y es como si mi sonrisa fuera medicina que mejora un poco la apariencia de su rostro. Y es cuando sé que tengo que disculparme por lo de anoche.

—Nick, tenemos que hablar, mira yo... —se pone de pie, interrumpiéndome una vez más.

—Desearía poder quedarme un poco más de tiempo, pero a las diez tengo una sesión de fotos y tengo que estar puntual.

—Está bien y muchas gracias por todo —agradezco.

—Hasta luego —dice, evadiéndome a la perfección, cuando llega a la puerta se detiene y rápidamente se vuelve a girar hacia mí—. Te veo por la noche.

Dulce Devoción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora