Dulce Devoción.

13

La llamada de Nick despertó algo en mí que pensé nunca estaría vivo de nuevo, su manera de decir que lo nuestro no sería un error me desconcierta, pero lo que me desconcierta mayormente es, ¿A qué se refiere con "lo nuestro"? Es inútil tratar de seguir negándolo, me gusta, me atrae desde el primer día, cuando bajó de esa camioneta y nuestras manos produjeron esa carga de energía que jamás había sentido con nadie.

Cuando caminó hacia mi supe que sería problemas en mi vida, me dije una y mil veces que no dejaría pasar nada entre nosotros, pensé que sería fácil ya que resultaba ser un engreído, lo supe desde nuestra épica discusión con apenas minutos de conocernos, pero no, me fue mostrando lo seductor y lindo que puede llegar a ser y así la tonta Rosemary, está pensando en un chico que tarde o temprano destruirá en miles de pedazos las piezas que quedan de mi corazón. Se podría decir que soy tonta por no correr de aquí y alejarlo de mí, como lo he hecho hasta hace poco, pero me he dado cuenta que es completamente inútil cuando hay algo en él que me impide alejarme y hace que me rehúse hacerlo, no sé si seré tonta por dejarlo entrar, por creer en sus palabras o por no salir corriendo desde que lo escuché discutir con Caroline, lo cierto es que aquí estoy, pensando en él. ¿Qué pasaría si lo intento de nuevo?

Esta mañana me envió un mensaje de buenos días deseando que tuviera un lindo día, traté con todas mis fuerzas de no contestar pero cinco minutos después de batallar mi mensaje había sido entregado, me odié a mí misma por hacerlo y bueno, tenía que solucionarlo, lo primero que se me ocurrió fue eliminar su número de mi agenda, lo cual fue inútil ya que luego recibí otro mensaje diciendo que me recogería en la universidad cuando terminara mis clases y en mayúsculas escribió que no aceptaba una negativa por respuesta.

Falta poco para que termine mi última clase y estoy nerviosa por verlo, no es tanto el nervio sino la ansiedad. Es tan irónico que cuando quieres que el tiempo pase de lo más lento es cuanto más rápido pasa y en un abrir y cerrar de ojos la clase finaliza.

En serio que no quiero salir de este salón, mis pies no me ayudan, son pesados, es como si también tuvieran miedo. Sin ninguna otra opción salimos del salón, Caroline y Diana hacen bromas, pero no soy capaz de integrarme a ellas. Estamos cerca de la salida cuando lo puedo ver, viste de forma habitual jeans, camiseta, deportivos y gafas oscuras. Está recostado a su auto, con los brazos cruzados y una hermosa sonrisa, desde metros de distancia no se pierde su apariencia de portada de revista y estoy segura que será un icono del mundo del modelaje en poco tiempo.

—Chicas ¿Ya vieron quien está allí? —pregunta Diana.

—Qué raro —dice Caroline frunciendo su ceño—. No dijo nada de pasar por mí, o a menos que... —se detiene para observarme juguetona—. A menos que no sea a mí a quien viene a ver.

Las dos me observan y al ver que no estoy sorprendida Diana argumenta.

—Lo sabías ¿verdad? —no contesto nada—. Rosemary, claro que lo sabías.

—Cállate, Diana. Hablamos luego.

Agradezco al infinito que no insiste más. Caroline y Diana lo saludan cuando hemos llegado donde él está.

—Supongo que vienes por Rose —dice Carol dándole un guiño nada discreto.

—Así es, Carol —me observa y no deja de sonreír—. ¿Ya estás lista?

Sería la ridiculez en persona si hiciera lo que pasa por mi cabeza en estos momentos... salir, literalmente, corriendo de aquí, en cambio digo.

—Sí, solo necesito ir a dejar mis cosas al apartamento.