Capítulo 28

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Christopher se sintió de nuevo enfurecer.

Para ella aquello parecía un horrible examen al que tenía que ser sometida. Sabía que podía contestarle, responder ante aquel desafío, pero con ello sólo lograría perder el tiempo.

Ella volvería a reprenderle y seguirían así indefinidamente.

Además, si continuaban mucho tiempo de aquella forma, temía que los sentimientos que él esperaba ella pudiera experimentar, no afloraran. Ella tenía la virtud de sacarle de sus casillas en cuestión de muy poco tiempo.

Así que, en vez de contestarle, Ucker rodeó con su brazo la cintura de Dul, la estrechó contra sí y, sosteniéndole de la nuca inclinó su boca sobre la de ella.

La había tomado por sorpresa, así que se resistió un poco, tratando de librarse de él empujando con sus manos sobre su pecho. Si ella se hubiera resistido con alguna señal de fuerza o cualquier sentimiento de perceptible rechazo, él la habría liberado enseguida.

Pero no lo hizo.

Mientras él se entregaba en cuerpo y alma en aquel beso, Ucker fue consciente de que las manos de Dulce se estaban deslizando por sus pectorales y que, un instante después, se estaba dejando llevar rodeándole el cuello con sus brazos.

Aquélla era su Dulce.

Quizá su mente no le recordara, pero parecía que su cuerpo sí lo hacía. Ambos parecían encajar a la perfección.

Ucker recordó la primera vez que hicieron el amor, cuando eran como dos mitades de un todo y cómo ella supo hacerle sentirse completo.

Ucker pensó, de forma apremiante, que ya no podía perder eso. El calor del cuerpo de Dul penetraba en el suyo.

¿Cómo podía responder ante él de esa forma si no le recordaba?

«Vaya. Oh», pensó Dulce. ¿Cómo era posible que no se acordara de ese hombre? El calor invadía todo su cuerpo, estaba a punto de perder el control. Aquello estaba muy bien, mucho mejor que bien, era fantástico.

Dulce no era del todo consciente de que estaba presionando su cuerpo contra el de él, aunque sí lo era de que su cuerpo ardía en llamas en más de una zona.

Debería recodar eso. ¿Por qué no lo recordaba? La pregunta rondaba en su cabeza una y otra vez, pero su cuerpo no parecía atender a razones. Gimiendo, se sostuvo fuertemente del cuello de Ucker y presionó intensamente los labios contra los suyos.

Christopher pensó que lo recordaba. Tenía que hacerlo. No podría haberlo besando con semejante intensidad y sentimiento si no lo hubiera hecho.

Con los labios aún unidos a los de ella, Christopher deslizó una mano bajo sus piernas. Antes de que pudiera empezar a elevarla del suelo, Dulce se apartó de él.

—¿Qué diablos crees que estás haciendo? —le preguntó.

Esposos y Otros Desconocidos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora