Esposos y Otros Desconocidos.

Capítulo 29

Él la miró fijamente, sintiéndose como un hombre a punto de perder la cabeza.

-Iba a llevarte a nuestro dormitorio.

-¡Bájame! -le ordenó-. ¡Suéltame!

Abatido y desconcertado, Christopher la liberó ceremoniosamente.

Poniéndose firme, ella lo miró fijamente. Él le devolvió la mirada, pero él la miraba de manera inocente.

-He hecho lo que me has pedido. Soltarte.

Dulce apretó los labios tratando de contener una furia que sabía, podía ser irrefrenable. La euforia que él le había suscitado minutos antes, se había desvanecido por completo.

-Te dije que sólo un beso. No era una invitación para que me llevaras a tu guarida al más puro estilo cavernícola.

-No te preocupes, no voy a llevarte a mi guarida.

Pero al decirlo, supo enseguida que aquel iba a ser el próximo punto conflictivo. Ella vio la expresión de su cara y supo que estaba pensando en algo.

-¿Y ahora qué?

El dormitorio principal era la única habitación de la casa que estaba reformada. Ucker lo había terminado justo a tiempo como regalo de cumpleaños para Dul.

Los otros tres dormitorios, como el resto de las habitaciones de la casa, aún se encontraban en distintas fases de reconstrucción.

Ucker dejó escapar un suspiró mientras la miraba.

-Supongo que elegirás el dormitorio principal.

-Depende.

-¿De qué?

-De si tiene paredes, puerta...

Dulce estaba haciendo peligrar su paciencia.

-¿Por qué no vienes y lo ves por ti misma?

Ucker le hizo una señal para que lo siguiera hacia las escaleras. Justo al poner un pie en el primer peldaño, se giró bruscamente hacia ella.

-Antes, cuando te besé en el salón...

Dulce tenía el presentimiento de que sabía lo que iba a preguntarle. Todos los hombres querían saber lo buenos que eran.

-Ha estado bien -admitió ella de mala gana.

Pero esta vez, él pudo ver a través de ella. Cuando ella evitaba decir algo, no solía mirar a los ojos.

-Ha estado más que bien. ¿Sentiste algo?

Ella alzó la barbilla.

-Sí, sentí algo. Intentabas llevarme a la cama.

-Además de eso.