Capítulo 74

1K 73 1
                                    

Christopher no le había preguntado con esa intención, pero su respuesta le hizo sonreír a pesar de la aparente tensión que flotaba en el ambiente.

-Eso no hace falta que yo lo diga, Dul. Todo el mundo lo sabe -Ucker vio cómo su mirada se endurecía-. De hecho, en más de una ocasión, tú misma has admitido que no sabes.

Dado que necesitaba algo en lo que centrarse, algo diferente que no fuera pensar en lo que había sucedido anoche, Dulce dio rienda suelta a su furia.

-¿Acaso resulta tan difícil hacer un par de huevos y unas tostadas?

-¿Para una persona normal o para ti?

Estrechando la sábana contra sí, se cubrió con ella todo lo que pudo.

-¿Y cuántos desayunos has preparado a lo largo de los años?

Ucker no estaba seguro de si estaba utilizando la palabra desayuno como metáfora, pero no iba a darle la oportunidad.

-Los suficientes para saber que no me casé contigo por tus artes culinarias - incapaz de contenerse, añadió-: Ni tampoco lo hice por tu buen talante.

Dul lo miró de reojo.

-¿Y por qué te casaste conmigo entonces?

Ucker se había levantado de buen humor. Por la noche, se había acostado con la esperanza de que las cosas iban a cambiar. A mejor. Pero debería habérselo figurado.

-Ahora mismo no consigo recordarlo -contuvo los nervios antes de perderlos-. Mira, sólo quería hacer algo agradable para ti.

-No necesito que hagas nada para mí.

A punto de replicarle, Ucker se mordió la lengua. Se estaba dejando llevar por una discusión absurda que no les conducía a ninguna parte.
Y no tenía necesidad de hacerlo. Ya había vivido eso antes.

-Quizá no, pero sé lo que estás haciendo.

Ella lo miró indignada mientras seguía luchando por mantener la sábana en el sitio correcto.

-No estoy haciendo nada.

-Oh, sí. Sí que lo estás haciendo. Estás asustada, por eso estás intentado apartarme de tu lado.

-¿Asustada? -le preguntó, enojada.

-Sí -repitió él con firmeza-. Asustada.

-¿Y de qué diablos se supone que tengo miedo? ¿De ti?

-En parte, pero, fundamentalmente, se trata del miedo que sientes hacia ti misma.

Ella se rió. Pensaba que aquella idea era absurda.

-No me había dado cuenta de que había un letrero de psicólogo colgado en tu puerta.

Esposos y Otros Desconocidos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora