Esposos y Otros Desconocidos.

Capítulo 61

Christopher pensó que al menos ya no negaba el estar casada con él. Eso ya era todo un progreso.

- No, no hay nada realmente dramático en nuestra vida -le dijo por enésima vez mientras le subía un tirante que se había deslizado por su hombro. Le habría resultado muy fácil acariciar su piel, pero resistió la tentación-. Simplemente tenemos pequeñas discusiones de vez en cuando. Como siempre.

Dulce luchó para contener un escalofrío. Se le había acelerado el pulso.

El tacto de Ucker le había parecido íntimo, posesivo. No sabía por qué, pero el menor de sus gestos le producía una oleada de calor que lograba sofocarla.

Un segundo después, estaba listo para salir por la puerta. Se mantuvo en silencio durante un instante, pero el hecho de que ella estuviera considerando el divorcio impulsó su defensa.

-Por cierto -le dijo-, hoy es el día que te propuse matrimonio.

Ella asimiló sus palabras tratando de recordar, pero nada.

-¿Lo es?

Él asintió.

-Tres de septiembre.

El hombre con quien había compartido piso durante las últimas dos semanas no le había parecido sensible ni sentimental, de hecho, le parecía el típico hombre que ni siquiera recordaba cuándo era Navidad.

Ella lo miró atónita.

-¿Recuerdas el día que me propusiste matrimonio? La mayoría de los hombres no recuerdan algo como eso.

-Sí, bueno, yo no soy como la mayoría de los hombres -eso era lo que estaba intentando hacerle ver.

Por eso ella había aceptado su propuesta. Eso era lo que le hacía diferente de todos los otros hombres con los que ella había salido.

El día anterior, en un momento de desesperación, Ucker había llamado al doctor Duarte. El neurocirujano le había dicho que era normal que aún siguiera sin recordar nada. Le aconsejó que siguiera siendo paciente y que continuara rodeando a Dulce de cosas familiares.

Aquel último pensamiento le llevó a decir:

-Esta noche, cuando vuelva a casa, ¿por qué no vamos al restaurante en que te pedí en matrimonio? Quizá te haga recordar algo...