Capítulo 88

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La noche anterior finalmente había conseguido hablar con el doctor. Sin embargo, cuando le preguntó, él le dijo que no podía contarle nada, que se trataba de algo confidencial entre doctor y paciente.

Se fue a trabajar para obligarse a olvidar aquel torbellino de emociones y esperar encontrar una manera de sobrellevar el sentimiento de traición que le embargaba. Y encontrar también alguna forma de olvidar a Dulce.

En el fondo de su corazón sabía que podría haberle perdonado cualquier cosa porque la amaba. Si se lo hubiera contado... Pero no lo hizo. Y después del accidente le había borrado de su memoria.

¿Qué suponía eso? ¿Acaso ahora él era menos que nada para ella?

Aparte de compartir sexo maravilloso, ¿había algo más entre ellos?

Al menos para él, eso no era suficiente.

Sentía pesadez en su cuerpo al caminar hacia la puerta, hacia ella, hacia la mujer que ya no reconocía.

-¿Christopher? -volvió a llamarle Dulce, que empezaba a preocuparse.

¿Dónde estaba? No oía el ruido de ninguna herramienta que pudiera enmascarar el sonido de su voz.

Después de dejar el bolso y las llaves sobre la mesa, Dul se dispuso a subir las escaleras. Quizá estuviera en el dormitorio y por eso no la oía.

Pero cuando lo vio acercarse a ella desde la parte trasera de la casa, sintió cómo en su rostro se dibujaba una sonrisa. Hasta ese instante, no se había dado cuenta de lo mucho que le echaba de menos.

De cuánto estaba deseando pasar la noche con él.

-Aquí estás -le dijo, acercándose a él con los brazos extendidos. Lo único que quería era abrazarlo-. Estaba empezando a pensar que querías jugar al escondite.

-No -le dijo con voz seca-. No quiero jugar. En absoluto.

Ante su respuesta, su cuerpo se tensó y sus brazos dejaron de abrazarlo. Sintió cómo un escalofrío le recorría la espalda.

Aquello le dio muy mala sensación.

Esposos y Otros Desconocidos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora