Capítulo 39

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Christopher se detuvo en cuanto cerró la puerta tras él.

Casi inmediatamente se topó con lo que parecía ser cinta de color amarillo distribuida al azar.

Dulce se encontraba al otro lado del salón.

Ella giró en el preciso instante en que Ucker entró en la casa. Sus ojos se encontraron.

-¿Qué demonios es todo esto?

Había retrasado el regreso a casa con la esperanza de que, al llegar y cruzar la puerta, las cosas hubieran vuelto a la normalidad.

O al menos, todo lo normal que pudieran ser dada la circunstancia de que estaba casado con una mujer que insistía en tomarse todo como un desafío personal.

Dulce dio unos pasos en dirección suya.

-Vaya, ya estás en casa.

- Sí, ya estoy en casa -dijo, levantando un trozo de cinta amarilla-. ¿Qué diablos significa todo esto? -volvió a preguntarle.

Se prometió a sí misma comportarse bien. Iba a mantener los nervios a raya.

-¿Qué te parece?

Él frunció el ceño. ¿Qué pensaba que estaba haciendo?

-Parece que estuvieras señalizando la escena de un crimen.

-No -le respondió, esbozando una gran sonrisa-. Estoy dividiendo la casa.

-¿Y se puede saber por qué?

-Pensé que sería obvio.

Agarró con la mano un buen trozo de cinta, pero refrenó las ganas de echarla abajo.

-Ilumíname pues, ¿quieres?

Dulce quería encontrar la mejor forma de convivir en aquella extraña situación, pero tenía que andarse con mucho cuidado con él.

-De esta forma podremos ir por toda la casa sin invadir el espacio del otro. Dado que ésta es mi casa y parecer es también la tuya...

A Ucker siempre le había asombrado la capacidad que Dul tenía para escoger las palabras más adecuadas para enojarlo.

-¿Parece?

Ella ignoró su tono.

-Necesitamos un plan para convivir en armonía. No puedes invadir mi espacio cuando estoy intentando trabajar.

-Lees las noticias de un monitor -señaló Ucker-. Tampoco es que, digamos, necesites mucha concentración.

Esposos y Otros Desconocidos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora