Capítulo 40

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Había cosas que ella no podía soportar y que menospreciaran su trabajo era una de ellas.

-Así es -dijo con sarcasmo-. Pero al menos hago algo más que dar porrazos con un martillo.

-Hago mucho más que dar porrazos con un martillo -le informó aunque estuvo a punto de decir «Y lo sabes», pero comprendía que no lo recodaba.

Ahora ya no.

-Y yo hago mucho más que leer las noticias de un monitor.

-Sí, también entrevistas a hombres medio desnudos en los vestuarios.

Ucker apretó los labios para no maldecir. ¿Qué demonios le estaba pasando? Él no había querido decir eso, no cuando su mundo parecía desmoronarse a su alrededor. Sabiéndolo, nunca se habría permitido hacerle un comentario como ése.

Dulce entrecerró los ojos.

Estaba furiosa. Intentó tomar aire, pero no sirvió de nada.

Cada vez que su presunto marido estaba a su lado o simplemente pensaba en él, sentía los nervios a flor de piel.

Con gran esfuerzo, Dulce ignoró deliberadamente su último comentario.

-He dividido la cocina por la mitad. La cocina y la nevera están en territorio neutro.

-Territorio neutro -repitió él. Aún no podía creer que aquello estuviera sucediendo-. ¿Qué es esto, una guerra?

-No lo sé, dímelo tú.

-Dul, eres mi esposa.

Dulce tuvo la sensación de que Ucker iba a estrecharla entre sus brazos, pero antes de que él pudiera establecer algún contacto, ella retrocedió. Había algo en su tacto que le hacía olvidar las cosas y ella necesitaba recordar, no olvidar.

-Pero el hecho de que no pueda recordar que lo soy no cuenta, ¿verdad? En lo que a mí respecta, tú sólo eres un extraño. Un extraño irritante. Y yo nunca me he ido a la cama con extraños. No lo he hecho nunca, y nunca lo haré.

Ucker pensó que ahí la tenía.

-Pero lo hiciste conmigo.

Casi desde el instante en que se conocieron, saltaron chispas entre ellos. Por mucho que quisieran permanecer separados el uno del otro, no podían.

Él siempre encontraba excusas para estar allí donde ella estuviera y sospechaba que Dulce hacía lo mismo. En menos de un mes, Dul dejó de salir con Memo.

El mismo día que le contó que habían roto, terminaron haciendo el amor. Ni siquiera estaba seguro de quién había tomado la iniciativa. Lo único que sabía es que había sucedido y que ambos estuvieron a punto de hacer arder en llamas la casa en la que él estaba trabajando en aquel momento.

Esposos y Otros Desconocidos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora