Capítulo 86

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Dulce dejó escapar un suspiro en el mismo instante en que se puso al volante de su coche.

¡Al fin!

Las últimas veinticuatro horas le habían parecido interminables, al menos tres veces más largas que un día normal.

Había pasado la noche entera dándole vueltas a la cabeza.

Normalmente, si estaba cansada, se quedaba dormida en cuanto se metía a la cama. Para ella, nunca había sido un problema el extrañar la cama ni estar en una habitación que no fuera la suya.

Estaba acostumbrada por todos los viajes que había hecho cuando competía como nadadora. A lo largo de los años se había acostumbrado a tener que dormir en cualquier sitio y a cualquier hora.

Pero la habitación de ese hotel le había resultado diferente. Allí había algo más que mobiliario.

Había una presencia extraña de algún tipo y que no era capaz de identificar.

Era como si hubiera estado allí antes, pero el problema era que no podía recordarlo a pesar de que todo indicaba que así había sido.

No había razón ninguna para que el botones y David mintieran.

¿Qué habría pasado en esa suite que la incomodaba tanto?

¡Dios! Estaba agotada. Después de una noche tan perturbadora en la que no había descansado nada había llegado al estudio exhausta.

Gracias a Dios existía el maquillaje. Julia, la maquilladora, le había comentado si sus ojeras se debían a la fiesta que Los Ángeles habían dado para celebrar su victoria. Para evitar las especulaciones, Dulce le había contestado que sí.

Pero el caso es que después de la entrevista que debía hacerle al nuevo pitcher de Los Ángeles, desestimó la invitación del manager del equipo para ir a la fiesta y volvió al hotel. Lo único que quería era empacar sus cosas e irse a dormir. Pensaba que iba a ser capaz de hacerlo y estar radiante esa mañana, pero las cosas no habían salido como ella quería.

Dul dejó a un lado aquellos pensamientos y se concentró en el presente. Casi había llegado a casa. Sonrió. Había empezado a pensar en aquella casa como en su hogar. Estaba progresando en la dirección correcta.

Estaba deseando ver a Christopher. Aún no recordaba ser su esposa, pero estaba empezando a entender por qué se había casado con él y por qué lo volvería a hacer si se presentara la oportunidad. El comportamiento que había mostrado hacia él en un primer momento había desaparecido. Ahora estaba empezando a saber cuáles eran las razones de ese comportamiento.

Parecía que las cosas estaban retomando su lugar.

Esposos y Otros Desconocidos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora