El corazón le latía deprisa. Dulce le agarró la mano.
-Lo recuerdo.
Ucker se dijo a sí mismo que debía ser precavido y no albergar demasiada esperanza.
-¿Recordar qué? ¿Por qué fuiste al hospital de Phoenix?
-Sí -le dijo-. Lo recuerdo. Y también me acuerdo de ti.
Aun así, Ucker no quería dar rienda suelta a su alegría. La decepción sería mucho mayor si se equivocaba.
-¿Recordarme? ¿En qué sentido?
-En todos los sentidos.
Los recuerdos habían vuelto a su memoria sin orden estipulado, ritmo o razón. Era como si ella estuviera enfrente de una presa y, de repente, los muros de contención se hubieran roto. El agua estaba inundando su ser y amenazaba con ahogarla. Dulce apretó con fuerza los dedos de la mano que Christopher le agarraba como si eso fuera a darle fuerzas.
-Ucker -dijo con la voz presa del pánico.
-Estoy aquí, cariño. Estoy aquí.
Al pronunciar aquellas palabras, vio cómo ella empezaba a llorar.
Ucker pensó que lloraba de arrepentimiento, por el remordimiento que le causaba lo que había hecho. Toda la furia que había sentido hacia ella había desaparecido. Lo único que quería ahora es que ella estuviera bien.
-Quizá sea mejor que te lleve al hospital.
-No. No más hospitales, por favor -le rogó.
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Esposos y Otros Desconocidos.
Acak¿Por qué habría borrado a su esposo de su memoria? La primera persona a la que vio después de golpearse la cabeza en el barco de su hermano fue a aquel guapísimo desconocido... Un desconocido que todo el mundo decía que era su esposo. Christopher U...
