El año es 2013, en la ciudad de No. 6- la ciudad que personifica los más altos ideales de la humanidad. Shion ha sido criado como un élite de alto rango desde los dos años, pero en la noche de su doceavo cumpleaños, su destino se vuelve de cabeza cu...
Shion insertó su tarjeta ID en el lector de la Oficina de Administración del Parque. La puerta se abrió silenciosamente y el sistema de filtración de aire y temperatura se encendió. Aún no había nadie en la oficina; era extraño que Yamase aún no hubiera llegado. Shion encendió el interruptor del sistema de administración del Parque. Era el inicio de otro día de trabajo.
—Buenos días. —Una imagen del Ayuntamiento, la Gota Lunar, apareció con el saludo. —Tu inquebrantable lealtad a la ciudad- Colocó su mano sobre la imagen de la Gota Lunar y recitó lentamente.
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—Juro de aquí en adelante y para siempre, mi inquebrantable lealtad a la ciudad de No. 6.
—Agradecemos tu lealtad. Comprométete en tus labores diarias con sinceridad y orgullo como un buen ciudadano.— La Gota Lunar desapareció, y fue remplazada con un reporte de las condiciones de vida de todos los organismos en el Parque. Shion suspiró de alivio, el ritual diario de lealtad se había convertido en una fuente de incomodidad para él. Aunque era una de las ramas más lejanas, la Oficina de Administración del Parque seguía bajo afiliación directa de la Ciudad. A todos los empleados se les obligaba cada mañana a jurar lealtad a la Ciudad, si se negaran, perderían su empleo.
No era gran cosa. Todo lo que tenían que hacer era poner su mano sobre la pantalla, y recitar las mismas palabras. Shion intentaba olvidarlo, pero las palabras anticuadas y banales del juramento, y la total ridiculez del ritual en sí mismo siempre lo llenaba de disgusto. Y por repetir ese banal y ridículo ritual cada mañana, el orgullo de Shion se resentía. Recordaba a Safu quejándose de lo mismo. El laboratorio donde trabajaba Safu también operaba bajo control de la Ciudad, así que también era obligatorio un ritual de lealtad.
Shion sopló ligeramente en su palma. No solía quejarse. Mientras fuera un ciudadano de No. 6, mientras continuara viviendo ahí, no servía de nada preocuparse por el orgullo. Así que se lo repetía a si mismo.
La puerta de la oficina se abrió, y Yamase entró. Detrás de él estaba una mujer que parecía de veintitantos. Yamase la llamó suavemente, pero ella sacudió la cabeza, se inclinó ligeramente, y se fue rápidamente. Era una mujer pequeña con largo cabello.
—Ya veo... —Shion posó sus manos sobre las teclas de control y se dio la vuelta para mirar la cuadrada y angulosa cara de Yamase.
—Es raro verte con una mujer, Yamase-san. ¿Podría ser ella-? —Iba a decir "tu novia", pero inmediatamente se calló. Yamase estaba sentado en su panel de control, recitando el juramento de lealtad a la ciudad; su expresión era tensa. Shion podía decir por su cara que no era momento para burlas.
—Yamase-san, ¿Cuál es el problema?
—Shion, esa dama... —Yamase se detuvo, y volteó hacia Shion. —Ella es la esposa del cuerpo de ayer.
