Pecado y Santidad

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Los humanos son cambiantes; no hay nada que no exista en el mundo.

-Ihara Saikaku, "Cuentos de varias Provincias de Saikaku"



La pendiente por la que había caído Shion, resultó ser un enorme pilar volcado. Después de una inspección más minuciosa, pudo ver que la base estaba tallada con las figuras de varias mujeres vestidas con ropa delgada y traslúcida. Los cimientos oxidados era todo lo que quedaba de lo que solía ser un techo abovedado, y había algunas enredaderas marchitas colgando débilmente. La pared se había colapsado por completo y pedazos de piedra de todos tamaños estaban esparcidos por aquí y por allá.

Si accidentalmente se hubiera golpeado la cabeza con alguna- Shion se estremeció.

La escena frente a sus ojos era algo que veía por primera vez. Naturalmente no se veían edificios en ruinas en No. 6. Todos los edificios eran construidos de acuerdo a su propósito, teniendo como prioridad su eficiencia y funcionalidad. Restos como esos, que habían soportado el tiempo, expuestos al viento y la lluvia, eran sinónimos de ilusión y no producto de la realidad.

Tomó aliento y dejó vagar la mirada. El viento azotaba en una feroz danza. Como para alcanzar un estado aún más ruinoso, una parte del muro hizo un seco crujido y se derrumbó ante los ojos de Shion.

-Nezumi. -llamó. No era una petición de ayuda. Sólo quería decir su nombre. -¿Estás ahí, cierto? Ya sal.

-Te estás haciendo más avispado, -dijo una voz desde algún lugar de arriba. Shion levantó la vista y vio a Nezumi sentado en la repisa de una ventana a varios metros del suelo. No quedaba más que el marco de la ventana; el rectángulo vacío estaba enmarcado en negro, luciendo como una boca abierta en el rostro de un muro desmoronándose, muy abierta para dejar escapar un grito.

Nezumi saltó desde su posición a varios metros de altura y aterrizó en el mullido suelo.

-Eres ligero de pies, -comentó Shion.

-Estoy muy halagado por sus graciosos cumplidos, su Alteza.

-Es sorprendente, -bromeó Shion. -Sin mencionar lo asombrosamente rápido que desapareces cuando te metes en líos.

Nezumi encogió ligeramente los hombros y se rio entre dientes.

-Has aprendido a ser sarcástico. Bien por ti; creciste un poco, ¿No es así?

-Debo haber obtenido diez valiosos años de experiencia durante esa caminata por el mercado.

La mano de Nezumi se agitó lánguidamente frente al rostro de Shion.

-Casi fuiste aniquilado por un arma, seducido por una mujer, tropezaste con un cadáver, y fuiste golpeado por un anciano. Bueno, supongo que para un chiquillo como tú, eso cuenta casi como diez años. Pero-

-¿Mm?

-En verdad has mejorado en huir, -dijo Nezumi aprobadoramente. - Mucho mejor que tu último intento con el tipo gordo.

-¿Te refieres a los limpiadores?

-Sip, parece que ese vejete estaba de verdad interesado en ti. Para ser honesto, creí que lo mejor sería que desaparecieras si te arrastraban al interior.

-Por eso desapareciste rapidísimo.

-No me involucro en más problemas de los que necesito, - Nezumi se rio silenciosamente. -Pero hiciste un buen trabajo al conseguirte una salida, aunque déjame decirte que esos chicos no se rinden fácilmente. Y ya que destacas bastante, si fuera tú, tendría cuidado.

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