Las armas de la razón

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...más aquel que, molestado y ultrajado hasta lo más vivo por una ofensa, se preservara con las armas de la razón contra todo deseo de venganza, y después del conflicto lograra dominarse, ejecutaría una acción mucho más meritoria que el anterior. 


- Montaigne, Ensayos Libro 2 Capítulo XI




Las entradas se cerraron. 

Shion saltó y miró a su alrededor: paredes y un pasillo turquesas se extendían frente a él. El piso estaba hecho de un material liso y resplandeciente, pulido hasta un brillo impecable, que le recordó la asepsia de un hospital. 

Sin embargo, a diferencia de un hospital, no había ventanas ni puertas.

Sintió como si hubiera sido encerrado en una caja imperecedera, no, no era como una caja, era una caja, una caja sellada. Había tres barreras entre donde estaba parado ahora y el ala de prisioneros, más allá. Una vez que todas cayeran, la caja se sellaría por si sola en múltiples compartimientos. 

Eran espacios designados para capturar a los prisioneros fugados, o ejecutarlos en el mismo sitio.

Las barreras, más que simples paredes, también estaban diseñadas para liberar corriente de alto voltaje. Ese hermoso color, de un tinte índigo, era el color de los terrenos de ejecución. 

La alarma se activó.

Las barreras empezaron a bajar.

—Nezumi, corre, tenemos que lograrlo.

Nezumi se puso en marcha; se agacharon para atravesar la primera barrera, la segunda estaba a mitad de camino y la tercera ya había bajado dos tercios.

—¿Por qué?

Shion y Nezumi habían alcanzado el final del pasillo para cuando la tercera barrera se cerró por completo.

—¿Por qué, Shion? —preguntó Nezumi. —¿Por qué las barreras son tan lentas? A la velocidad que van, es fácil atravesarlas. 

—Puede que sea... fácil... para ti... —jadeó Shion. Su corazón estaba yendo a marchas forzadas en protesta por recorrer el pasillo a toda mecha. No podía respirar, para él estaba muy lejos de ser fácil- casi estaba al límite. Si las barreras hubieran caído un segundo antes, Shion hubiera sido capturado entre la barrera y el piso, con la espalda partida en dos. 

—Pero esta velocidad no tiene sentido, ¿Por qué es tan lenta?

—Ese error... es gracias a... la conmoción por la peste...

—¿A qué te refieres?

—Copié y envié... la señal de emergencia grabada del tercer piso...al sistema de monitoreo del cuarto piso, junto con una señal de desactivación. Justo después, los sensores nos detectarían... y de nuevo le notificarían una emergencia al sistema. Activación, desactivación y reactivación... 

—Ya veo, y eso llevó un poco de tiempo. Pero no sé cómo pudiste hacer algo así en tan poco tiempo. El tercer piso y el cuarto operan en sistemas diferentes, ¿No?

—Sí, bueno, me las arreglé. —Shion no había esperado que fuera tan bien, se había imaginado que era todo o nada y le había dado una oportunidad; pero él mismo estaba sorprendido de que una simple táctica engañosa funcionaría contra un sistema de defensa tan avanzado e innovador.

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