No.6

Una alegría traicionera

Una alegría profunda e inenarrable llenó su corazón, una alegría traicionera que intentaría ocultar a toda costa, una de esas cosas de las cuales avergonzarse, pero que las mantienes en tu alma... 

-Maupassant, "Una vida"

—¿Ya llegó papi a casa? —suspiró Lili. —¿Mami consiguió ver a papi? ¿Consiguió decirle "bienvenido"? Se esta poniendo tan oscuro, me pregunto qué sucedió. Los papis de Yuna y Ei ya están en casa, siempre regresan a casa en el mismo autobús. ¿Sabes?, a veces yo, Yuna y Ei vamos a esperarlos allí. 

—Ya veo, y papi se pone muy feliz ¿No? 

—Sí, realmente feliz. Me carga y me besa cada mejilla, pero es un poco vergonzoso, no necesito un beso de papi para ser feliz, no soy una niña pequeña, sabes. Pero papi sigue pensando que soy una niñita, es por eso que me besa enfrente de toda esa gente. Es un tanto problemático. 

Karan sonrió ante el intento adorable de Lili de sonar como una adulta. Lili suspiró de nuevo, se acunó la barbilla con las manos y dejó escapar un largo resoplido.

Era el gesto de una mujer adulta; ¿Tal vez estaba imitando a su madre? Normalmente Karan rompería a reír y molestaría a Lili, llamándola damita hecha y derecha, pero hoy no estaba precisamente de ánimos: su corazón se sentía pesado, como si Lili le hubiera transmitido su melancolía. Sonreír era todo lo que podía hacer. 

—Señora. 

—¿Sí, querida?

—Papi regresará a casa, ¿Verdad?

—Por supuesto. 

Karan dejó a medio limpiar la bandeja y le echó un vistazo a Lili. El panquecito de queso, el favorito de Lili, estaba sin terminar en su platito.

—Getsuyaku-san; tu padre; seguramente está muy ocupado en el trabajo. Apuesto que perdió el autobús que siempre toma, estoy segura que llegará a casa en el próximo. 

Karan soltó un pequeño suspiro justo después de terminar la frase, porque esas palabras ni siquiera servirían para hacer sentir mejor a Lili, ella no quería oír esas banales palabras de aliento.
Se sintió frustrada y avergonzada de ni siquiera poder aliviar un poco la aflicción de la niña.

Los ojos de Lili, siempre tan vividos y llenos de alegría, ahora estaban nublados.

Su padre, quien normalmente venía a casa diario exactamente a la misma hora, aún no había llegado, por lo que estaba terriblemente preocupada. 

Karan no podía tomárselo a risa como si se tratara de una preocupación exagerada, porque Lili había presentido algo malo con Getsuyaku y le hacía doler el corazón. Renka; la madre de Lili y esposa de Getsuyaku; incluso había ido a la parada del autobús para recogerlo, a pesar de su dificultad para moverse. Debía haber algo sobre Getsuyaku que causó que su esposa e hija se preocuparan e inquietaran. Y tampoco era sólo Getsuyaku. 

Esta incertidumbre; una incertidumbre intangible; ahora mismo cubría toda la ciudad de No. 6.

Alguien podría llamarlo una amenaza en ciernes.

Varias docenas de ciudadanos ya habían caído en las garras de la muerte; fueron sacrificados. Karan no estaba segura si "sacrificado" era el término adecuado, pero creyó que el misterio y terror que la palabra invocaba, se ajustaba perfectamente con la atmosfera de la ciudad; además, estaba casi completamente segura. Karan misma estaba preocupada, apartada de sus pensamientos sobre Shion, con una incertidumbre que se le clavaba en el corazón.