De lo que he visto

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Augusto señor, debo informar de lo que he visto, aunque no sé cómo hacerlo.

-Macbeth, Acto 5 Escena 1

Estaban cayendo; cayendo casi en línea recta.

Era más rápido que nada que Shion hubiera imaginado. Sabía que era imposible, pero escuchaba el sonido del viento, era el mismo viento que el de esa noche tormentosa.

Era Septiembre 7, 2013; el doceavo cumpleaños de Shion. Un huracán había golpeado directamente la ciudad sagrada de No. 6. La lluvia martilleaba en el suelo y el viento rugía. Los árboles en su jardín se mecían salvajemente y las ramas más frondosas se rompían y restallaban en el aire. Era un huracán extremadamente grande e inclemente, de una clase no vista en años recientes, pero estaba seguro que nadie de los que vivían en Chronos se sentía amenazado o ansioso. Shion y su madre, Karan, estaban igual.

Esta era No. 6. Una ciudad utópica, el resultado de la sabiduría humana y tecnología de punta. Y en esa utopía, Chronos estaba en los rangos superiores entre las residencias de lujo, una población donde sólo a los escogidos se les permitía vivir.
Unos simples desastres naturales no podrían perturbarla.
Todos lo habían creído así sin ninguna duda, no se les había permitido creer de otra manera.

Esa noche tormentosa abrí mi ventana.

¿Por qué? pensaba a veces. ¿Por qué abrí esa ventana? ¿Fue porque estaba emocionado ante la demencia de la naturaleza y me sentí estimulado, o estaba estimulado por un violento impulso... fue eso? Ciertamente abrí la ventana y grité, grité como si estuviera sacando toda la ferocidad de mi interior. Si no gritaba, sentí que me haría añicos. A mi manera, sentí miedo de ser atrapado y domesticado por No. 6. Un miedo vago; algo con lo que no estarías familiarizado, Nezumi... Sentía que me estaba sofocando, estaba asustado, deseaba gritar.

Fue por eso que abrí la ventana- ¿No?
No.
No es eso.
Tú me llamaste.
Escuché tu voz, tu voz, llamándome.

Se sumergió en el viento, atravesó la lluvia y llegó a mí.

Tú me llamaste y recibí tu llamada.

Es por eso que abrí la ventana, la abrí completamente hacia fuera.
Extendí mis brazos buscándote.
¿Te reirías? ¿Esa sonrisa impresionante cruzaría tu rostro mientras te burlas de mí? ¿Sacudirías la cabeza con exasperación de esa forma tan grácil tuya?

"Fantasías sin sentido. Una cantidad intolerable de arrogancia, como el trabajo a medias de un artista"; ¿Me escupirías esas palabras? Seguramente sí; adelante y ríete. Puedes descartarlas como mis alucinaciones; no me importa.

Pero es la verdad.
Tú me llamaste y yo escuché. Estiré la mano y tú cogiste mi brazo. Abrí la ventana para poder conocerte.

Esa es nuestra verdad, Nezumi.

Un ruido estaba resonando en sus oídos y no era el movimiento del aire. Era el sonido del deslizamiento por el tubo de plástico; pero ¿Que tal si este tubo no era un ducto de basura sino un acantilado que conducía directo al Infierno?

Repentinamente su consciencia empezó a desvanecerse; todas las heridas que había sufrido en todo el cuerpo se calentaron y punzaron. La fuerza lo abandonó.

Ir al Infierno no parece tan malo cuando es a tu lado. ¿Entonces debería dejar de resistirme? ¿Por qué no simplemente dejo de luchar, de pelear y de desear vivir?

Si me permito perder la consciencia ahora, estaré libre de este dolor, esta fatiga.

Shion cerró los ojos y la oscuridad se abrió en abanico frente a él.

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