Guillermo da un respingo apenas se abre la puerta y después hay solo silencio. Nos observamos el uno al otro, yo esperando que él diga algo y a su vez él lo mismo conmigo.
Mis ojos se mueven lento de su cabeza hacia abajo a su pierna herida y la pregunta que sale de mi boca es muy tonta porque para ser sincera no sé qué decirle.
―¿Te duele?
―Me arde, sí. Me dieron unas pastillas.
Lo siento tan extraño ahora, como si todo la intimidad que habíamos creado se hubiese esfumado junto con Santiago y es que en cuanto empiezo a pensar en mi amigo el enojo me invade.
―No estás en la junta.
―No, ya oí lo suficiente ―doy un paso entrando en la habitación y ahí mismo me detengo empujando la puerta con mi brazo.
De nuevo silencio. Tal vez él también siente que la cercanía en nosotros solo puede existir si alguno se arriesga a saltar la fractura que surgió esta mañana y que ocasiono el abismo que ahora hay.
―Estuve pensando en lo que dijiste ―se impulsa un poco con sus brazos para poder sentarse más a gusto.
―¿Sobre qué?
―Por qué sucedió ―no lo dice tal cual es pero entiendo que se refiere a la muerte de Santiago―. Créeme que lo he estado pensando, a veces las cosas suceden por algo.
―¿Es en serio? ¿Esa es tu explicación "las cosas suceden por algo"? Explícame entonces que es ese algo por el que sucedido esto.
―Creo que estoy enamorado de ti María ―quiero darle un puñetazo ahí mismo y no me doy cuenta que he dado otro par de pasos reduciendo la distancia entre nosotros―. Y pensé que... tal vez tú estabas enamorada de mí. Tal vez es porque tenemos que protegernos el uno al otro. Y tú tienes que ver a tu familia y yo a la mía ¿recuerdas?
―Es la explicación más estúpida que pudiste haber dicho ―tengo los puños apretados y es una pequeña cosa la que me impide lanzarle un revés―. Tu familia no estaba muerta hace un par de días pero ruega porque nada les haya pasado. Mi mamá debe estar muerta, así que no digas tonterías. Santiago es... es... ―de nuevo el ardor en mi garganta que a duras penas logro tragarme― nos conocimos hace años, nos graduamos juntos de la secundaria, estuvimos juntos la primera vez que nos emborrachamos, estuvimos juntos cuando otras personas nos rompieron el corazón, estuvo conmigo cuando no sabía qué hacer con mi vida y yo estaba ahí cuando su hermano le dijo a su familia que era gay, no conocí a su mamá pero estuve ahí año con año acompañándolo al panteón. Pasamos los años juntos. Él era mi mejor amigo. ¿Tú quién eres? Un desconocido.
Quiero que se defienda, eso es lo que quiero; discutir con alguien. Guillermo baja la vista y eso me hace enojar todavía más así que algo se remueve en mi interior para poder lastimarlo, como si quisiera hacer sentir tan mal a las personas de la misma manera que me siento yo.
―No sé qué intentas decir ¿Qué estamos vivos porque crees que "estamos enamorados"? No seas estúpido Guillermo, ¿Cuántas personas que murieron no estaban enamoradas de verdad? Tú y yo solo nos consolábamos en nuestra soledad. Nunca estuviste con una chica y crees que estás enamorado con la primera con quien lo haces, es el fin de la humanidad y entiendo que estés desesperado...
―Era mi amigo también ¿sabes? ―voltea de repente y ahora sí su enojo también intenta salir―. Ya sé que me odias porque si te dieran a escoger preferirías que fuera yo en lugar de él, pero no vengas a decirme lo que siento porque no me conoces de nada, en eso tienes razón. Hay muchas cosas que tengo que decirte pero no escuchas a nadie más que a ti misma.
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Propagación
Научная фантастикаHace exactamente 20 días que dos meteoritos colisionaron casi a la misma hora pero en dos hemisferios diferentes. El primero de ellos llegó a la Antártida. El segundo cayó en Siberia. ¿Hubo muertos? No ¿Un tsunami terrible nos ahogó a todos? Tampoco...