Sin Miedo

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-Hija, amor.- Mi mamá me mueve e intenta despertar.- Hija, ya te puedes ir a casa.

Mis ojos se abren lentamente pero un poco pesados están mis párpados.

-¿Eh? -es lo único que puedo decir.

-Ya podemos irnos.- responde mi mamá, quien me mira parada a un lado de mi con una sonrisa.

Estoy cansada y me siento débil.

<< ¿Cuanto tiempo habré dormido? >>

Mientras mi mamá prepara mis cosas para irme del hospital, yo estoy en el baño cambiandome la bata del hospital por algo de mi ropa. Antes de irme a dormir anoche tuve que cambiarme de ropa solo porque Jeff lo dijo, él se llevó mi ropa que use en toda la madrugada y confío en que la dejo en la casa.

Se me es difícil cambiarme y más porque tengo casi una fractura, una herida de bala y otras cosas.

Cuando termino me voy de la habitación resignada con mi mamá. Caminando por los pasillos del hospital el alma se me cae a los pies al ver lo que mis ojos captan: Mercedes y su familia, a la que entre a su casa y queme parte de su habitación, vienen a una habitación de hospital. Van a pasar a un lado de mi, me agacho fingiendo que arreglo mi blusa, noto que tienen quemaduras y en Mercedes son muy profundas. Antes de levantar mi cabeza, Mercedes me ve e intenta ocultar su pena mirando a otro lado, mientras que en mi rostro se refleja una sonrisa de satisfacción sin querer.

Saliendo por la puerta del hospital me esperan mi padre y el inesperado Dylan.

En mi rostro no se puede evitar una sonrisa, Dylan hace lo mismo al verme y levanta una mano para sacudirla en forma de saludo. Corro a él, estiro los brazos y al llegar a él lo rodeo con estos en un abrazo, Dylan corresponde mi abrazo y me levanta, grito al no sentir el piso. Después de que Dylan diera una vueltas me baja y me separo un poco para mirarlo. Sus ojos dorados miel con una mezcla de castaño se conectan con los míos y es inevitable que en nuestros rostros se refleje una sonrisa.

-Son tan lindos.- Mamá corta el momento.

La volteamos a ver al mismo tiempo y nos soltamos para separarnos.

-Somos solo amigos -Le digo a mi mamá.

-Si, claro y yo soy un pony color verde.- Dice Dylan sarcásticamente.

Le lanzo una mirada y lo golpeo en el brazo mientras que él ríe.

-¿Y Cara?.- Pregunto.

-En clases.- Responde Dylan.- La castigaron por descubrir que se saltó la clase, por eso no pudo venir.

-Castigada.- Dije como si fuera algo obvio.- ¿Por qué no lo supuse antes?

(...)

Llegamos a mi casa después de un viaje agradable en auto. Al entrar a la casa, Dylan y yo subimos a mi habitación y ahí nos quedamos. Los dos sentados en mi cama. No me sorprende que el ropero este entre abierto, tal vez Jeff lo dejó así.

A veces me gustaría contarles a Dylan y a Cara que mi verdadero padre es un asesino reconocido en las creepypastas pero, ¿realmente me creerían? ¿pensaría que estoy loca?. Tal vez esa es una de las razones por las cuales no les cuento... Quizá todo este tiempo eh estado alucinando y me imagino a Jeff. Lo dudo, fue tan real lo que a pasado últimamente.
-¿Qué piensas? -Me despierta de mi trance Dylan.

-¿Ah? No, no pienso en nada -esbozo una sonrisa olvidando por completo de Jeff.

-Te ves muy mal -Confiesa Dylan analizando mi rostro con su vista.
-Gracias, es todo lo que eh querido escuchar.- Respondo con sarcasmo.

La Hija De Jeff The KillerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora