Nada Será Como Antes

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Al momento en que empezó a amanecer, me dispuse a salir de mi casa yo sola para ir al hospital. La mañana era fría, las nubes permanecían grises sin señal del sol y no había muchas personas en las calles, era como un pueblo solitario.

Sólo dormí 2 horas, no sé si era la incomodidad de mi cuerpo o que las pesadillas atacan con mas intensidad que las últimas veces. Sin embargo, no siento cansancio alguno. Lo único que tenía en mente era Dylan.

Cuando llegamos en la madrugada a mi casa, Jeff me entregó mi celular y observe que tenía mensajes y llamadas perdidas de Cara; los primeros mensajes eran de preguntarme dónde estaba o por qué tardaba tanto, después de unas horas dejó un mensaje de que ya sabia lo que pasó con Dylan y que esperaba que yo estuviera bien. Le respondí los mensajes, diciéndole que me sentía devastada y que quería estar sola para pensar. No quería que Cara supiera todo esto, no quería arruinarle su fiesta de Halloween, no quería que se preocupara por mi.

Por el frío tuve que ponerme un suéter, unas botas cafés y un gorro del mismo color. Voy caminando por la banqueta de la calle con las manos metidas en las bolsas de mi suéter. Escucho como Jeff va saltando de árbol en árbol tras de mi, no me dice nada ni yo a él, desde hace mucho tiempo he sabido identificar la presencia de Jeff sin decir una sola palabra. Cuando fui a dormir él se quedó acostado en el piso de mi habitación, fue raro, tal vez Jeff quiso asegurar que no me pasará nada o que no me suicidara en un momento de arrebato.

-Lo siento, señorita, pero no puede pasar -me dice la doctora de la entrada de la sala de urgencias, bloqueando mi camino.

-¿Cómo que no puedo pasar? -pregunto.- ¡Él es mi amigo!

-No pueden pasar menores de edad. Sólo familiares -me dice poniendo una mano en mi hombro.- Por favor, retirese.

Suelto un suspiro de frustración, doy media vuelta y me voy trotando inmediatamente hacia la salida del hospital.

<< Hora del plan B >> pensé mientras en mi mente se formaba una perversa idea.

Después de 5 minutos me encontraba en la parte trasera del hospital, en el estacionamiento. Enfrente de mi había una pared con ventanas de las salas y habitaciones de consultas, eran como 6 hileras de 50 ventanas. Mire al cielo en busca de la ventana de Dylan.

-Okey... Aquí vamos.

Empecé a escalar con un cuidado, no tenía mucho de donde agarrarme para no caer. No había avanzado ni un metro cuando escuche una voz femenina:

-¿Luna?

Me quede paralizada. Me había asegurado de que nadie me siguiera. Necesitare un plan C. Gire mi cabeza y vi atrás de mi a la mamá de Dylan observándome.

-¿Qué haces, linda? -me pregunta.

-¡Señora Becket! Emmm -no encontré ninguna excusa. Empecé a descender y poner los pies en el piso.- Nada -dije nerviosa.- Sólo quería... Pegar un chicle...

<< ¿Qué diablos dije? >> La mamá me Dylan me observó sin entender y después de unos segundos su expresión cambia: me dedica una sonrisa tierna.

La mamá de Dylan es una mujer bella con personalidad dulce, todo lo que es Dylan. Su cabello rubio con rizos le llegaban a sus hombros, sus ojos negros y grandes desbordaban ternura con sus pestañas largas, rubor rosa en sus mejillas, sombra dorada en sus párpados y labial rojo. Llevaba un lindo sombrero con un listón amarillo alrededor. Un vestido que le llegaba a las rodillas y tapaba el pecho dejando al descubierto los brazos, tenia dibujadas flores amarillas y el fondo blanco, con un cinturón que rodeaba su cintura. Zapatillas de tacón bajo blancas. Su piel clara que brillaba en con el sol. Delgada. Se veía más joven de lo que era su verdadera edad. Siempre considere que la mamá de Dylan era buena para vestirse. Dylan tiene la piel clara y toda la personalidad de su mamá. Y de su papá tiene los ojos color miel y el cabello castaño claro. Su papá, el señor Lugo, es un hombre muy atractivo, igual que Dylan.

La Hija De Jeff The KillerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora