El Ultimo Intento: "Te Amo"

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Esos ojos rojos sangre y penetrantes están fijos en mi, como si no hubiera vida dentro de ellos. Sus garras largas y de un tono oscuro lucen amenazantes, en sus manos tiene la perforación de los pedazos de madera que le clavaron, llenas de sangre. De su boca salen rugidos de animal y saliva demostrando sus dientes como lo haría un perro rabioso. En ese rostro lleno de maldad no logro reconocer a Dylan, el rostro tierno que tanto adoro desapareció. Me atacan diferentes sentimientos y pensamientos: miedo, dolor y odio, odio por lo que le hicieron a mi Dylan. Esto me resulta tan irreal... Tan doloroso. 

-Hermoso -Habla Peter.- ¿No lo crees, Luna?

Volteo a un lado, de donde salió la voz de Peter. El y su pandilla están admirando la escena satánica desde la parte de arriba de la orilla del agujero, como si el agujero fuera un estadio; ellos están sentados en las gradas y, Dylan y yo estamos al centro, el espectáculo, al igual que una pelea de toros.

-¡Tu eres el verdadero monstruo! -le grito a Peter.- ¡Todos ustedes!

Peter ríe de una manera maliciosa. Se burla de mi.

Vuelvo mi vista a Dylan. Debo hacer algo, no voy a esperar a que Dylan me haga daño o algo así.

Con mis manos, por detrás, saco el bisturí que tenia escondido en la suela de mi bota. Coloco la punta afilada en la soga que une mis tobillos y empiezo a bajar y subir el bisturí. 

-¡Tiene un arma! -grita uno de los chicos.

-¡Dylan! -grita Peter.- ¡Atacala!

El monstruo suelta un rugido inhumano, salta a una altura demasiado alta para cruzar el fuego del pentagrama dibujado, una vez que cae en la tierra en 4 empieza a correr hacia mi de una forma animal. Provoca demasiado ruido, derramando saliva y sangre. Por un momento olvido como respirar. El monstruo Dylan no aparta la vista de su presa: yo. 

<< Vamos, Luna >> Muevo mas rápido el bisturí  << Vamos, vamos >> Intento relajarme, lo cual no funciona. Los sonidos animales se escuchan cada vez mas cerca. No quiero voltear a ver si viene el monstruo.  Sin querer, picoteo mis tobillos y manos. << No te desesperes, Luna >>  Casi se resbala de mis manos. Me empiezo a desesperar; los ruidos se hacen mas intensos << ¡¡Desatala!! >> Como si se hubieran escuchado mis plegarias; la soga se rompe y separo mis tobillos, pero ya era demasiado tarde, voltee y el monstruo ya estaba a un metro de distancia,  salta y cae sobre mi, bruscamente caigo de espaldas a la tierra. Todo mi cuerpo se paraliza. El miedo controla mi corazón. Sus manos quedan a mis costados. El aliento de Dylan lo siento por toda mi cara, cae un poco de su saliva en mis rostro, y la sangre me salpico por mis brazos. Su respiración esta agitada por todo lo que corrió. Mis ojos lo mantengo abiertos como platos. Olvide como respirar mientras veía el rostro irreconocible de Dylna. Pero el monstruo no me hacia nada a pesar de tenerme acorralada, no atacaba, no hacia nada... Y en ese momento su mandíbula se fue relajando, de sus ojos sus pupilas se dilataban ¡Y lo vi! eran los ojos de Dylan, vi su mirada cuando el me miraba a mi, esa mirada exclusivamente para mi. 

-¿¡ Que haces, basura !? -grita Peter furioso.- ¡Te ordene que la atacaras!

Dylan reacciona, mueve la cabeza de un lado a otro como un perro y la mirada de Dylan desaparece, regresa aquel monstruo lleno de odio. Ruge. Levanta la mano al aire sacando sus garras, y antes de recibir su ataque, giro mi cuerpo. De pronto, suelto un grito sintiendo un ardor y dolor en mi brazo. Pateo rápidamente y sin control, me apoyo de mi hombro para pararme, una vez que salgo de su jaula, uso las rodillas y empiezo a correr con dirección a la orilla del agujero. En camino pongo la punta afilada del bisturí en la soga que une mis muñecas, se me dificulta algo y corto la piel de mis manos. Cuando por fin me desato, separo mis manos. Llego a la orilla y me preparo para escalar piedra por piedra, usando manos y pies. No llegue ni a la mitad del agujero cuando me agarran por atrás de la ropa y me jalan con brusquedad, una vez mas vuelvo a la tierra ahogando un grito por el impacto fuerte, algunas piedras pequeñas se clavan en mi espalda. Esos ojos rojos me vuelven a atacar. El monstruo cae sobre mi, con sus manos me sostiene de mi cadera y hombro, abre la boca asomando sus colmillos y dirige sus fauces a mi cintura, clavando cada diente de una manera dolorosa. No aguanto el dolor y grito gastando mi garganta.  

La Hija De Jeff The KillerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora