Prólogo

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A N T E S

Me encontraba corriendo por mi vida, escondiéndome del gran lobo; él daría una mordida si me acercaba lo suficiente, el que juega con fuego, pronto cenizas quedarán, era el dicho de mi abuela, fueron sus últimas palabras antes de fallecer aquella noche en donde empezó todo esto.

Busqué venganza y ahora me he metido en un lío, mi abuela había muerto en mis brazos tras ser disparada y apuñalada por el imbécil de Jones; sujeto aterrorizador, y dueño de mujeres blancas, viene para llevarnos con él, hace un par de días me escapé del calabozo en la que me tenía encerrada.

La culpabilidad y mi pena se acumulan en mis hombros tras la muerte de la única familia que tenía en el mundo.

Mi madre se suicidó tras la muerte de papá, no le importó dejarme con mi abuela, fue tan egoísta, pensó en ella y el estar sin mi padre, antes de su hija, te perdono madre ingrata y egoísta... Espero y el cielo te de una segunda oportunidad.

Topé con el gran muro de ladrillos, que justamente ahora se encontraba tras de mí.

Podía escuchar los gritos de los achichincles de Jones, insultando me a metros de mí, traté de contener mi respiración o me habrían encontrado.

¡Con un demonio, Eleanor!

Escuchar mi nombre nunca fue bueno, mientras provenía de uno de los hombres de ese imbécil.

Te encontraré, y te encerraré más tiempo de lo que imaginas, aparécete ahora y no habrá consecuencias— Mencionó en gruñido y en pausa caminando por detrás del muro de ladrillos. — o habrá serias consecuencias y severos castigos.

El intento de contener mi respiración forzada por la corrida, no era tan buena del todo, cerré los ojos un momento, y sentí la desesperación apoderarse de mi cuerpo, tenía que contenerme o de esto sería imposible salir libre.

—Drew, no hay nada por aquí, pero en aquella esquina, nos dieron información muy útil compañero. —Mencionó uno más de los achichincles de Jones.

Los pasos de los zapatos ruidosos de los achichincles se fueron alejando y rogué para que así fuera.

Asomé mi ojo por un orificio en el muro para ver del otro lado de la pared y miré como ambos sujetos subían a la camioneta, me llenaba de paz, saber ahora si me podía ir a la jodida de este lugar.

Tras verse el vehículo lejos de mi zona corrí entre los muelles, la puesta de sol se miraba próxima, así que supuse que tenía que encontrar un lugar donde quedarme esta noche.

Caminé por calles desiertas, y pronto en mi visión aparecían pequeñas siluetas de personas como yo... Por la calle de San Francisco, personas solas sin un maldito y bendito dólar para comer algo. La vida por estos rumbos era tan difícil.

La noche calló una vez más, me encontraba en un pequeño grupo de personas sin hogar, como yo, pero realmente ellos tenían algo que yo no; una familia.

Pequeños niños sufriendo de hambre y frío, sucios de sus caritas y con manchas de desnutrición en ellas. Un tambo cortado lo suficiente, mantenía el calor de una fogata, que nos hacía entrar en calor.

Me abracé a mí misma para darme un poco de calor. Tenía puesto un par de garras sucias, pero hoy más que nunca el frío me atacó por todo el cuerpo.

Extrañaba mi cama, mi hogar y a la felicidad que tenía con mi abuela.

Mi cabeza se llenó de muchos acontecimientos sobre la muerte de la única mujer en mi vida; perdóname abuelita, por tener a una nieta tan rebelde y cobarde a la vez, por ser una nieta tan desgraciada.

Un par de lágrimas resbalaron por mis mejillas y un sollozo callado salió de mi garganta, y con mis brazos apoyados en mis rodillas escondí mi cabeza.

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El amanecer de San Francisco, iluminaba la ciudad, tenía que salir de este lugar para conseguir comida, encontré un pequeño trabajo de conserje en un restaurante, así podría conseguir la comida necesaria para los pequeños y las personas a los que ahora llamaría mi hogar.


Conseguí, 100 dólares junto con las propinas, sé que no es la gran cosa, pero podría conseguir algunos platillos caseros y bebidas.
Con un par de bolsas en mis brazos llenos de comida y bebidas repartí a la gente se encontraba en mi hogar.
La verdad que vivir en la calle no era tan malo, te encuentras a personas más sinceras y nobles que las que viven en tú propia casa.

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Hace una semana, me vi atrapada, en un lío con Steve Jones, ahora sólo estoy corriendo por mi vida.

Don't forget me |Español.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora