Don't forget me |Español.

Capítulo 36: Don't forget me

Jonas es alguien que me refresca mi cabeza, es todo aquello que decidí olvidar cuando comencé a enamorarme de Zayn.

Sin embargo me esperaba otra eternidad a lado de él.

Las horas transcurren como una eternidad y soy dirigida al comedor, como toda la semana anterior, nos hacíamos compañía, pero él siempre sacaba cualquier tema para que todo se fuera a la mierda una vez más.

—Sabes, he estado pensando en nuestra plática de aquella cena en donde me hablaste de tu mejor amiga.

—No quiero hablar de ellos, no quiero que abras de nuevo la herida, Jonas. —Dije con la mirada baja, sin intención de comenzar una pelea, siempre que esto comienza termina en desastre y créeme estoy cansada de los desastres.

—Lo lamento. —Dice, partiendo su carne con el cuchillo—Creí que hablar sobre ellos te haría bien. Como sea he mandado hacer un par de ataúdes de oro, para los cuerpos.

No lo entiendo, de verdad no lo entiendo, los mata, ¿después les hace un ritual? ¿A qué estamos jugando?

Lo mire.

—Mañana por la mañana iremos a que te despidas de ellos, la morgue ha tenido los cuerpos, y los he conseguido. Lamento informarte que él cuerpo de Zayn no apareció, al parecer alguien robo su cuerpo. Lo más seguro es que Jones haya cogido el cuerpo de su hermano.

Trague el nudo de mi garganta.

Sé que él estaba esperando una palabra de mi parte, pero no pude, no pude pronunciar ninguna.

—Te mencione que tenían los cuerpos, porque he mandado a reconstruir el cuerpo de Zayn, en cera, sé que fue alguien en tu vida y mereces despedirlo, sé que no es lo mismo, pero no quería que no tuviera su funeral.

Asentí.

Agache la mirada y cubrí mi rostro con ambas manos, me dolía, me duele. Sé que Jonas intenta  ser un poco más comprensible, y agradezco que ablande su corazón, siendo él que estuvo tras de sus muertes.

—G-Gracias—Dije una vez que pude recomponerme y mire su mirada de culpabilidad.

—Es lo menos que puedo hacer, después que te he hecho mucho daño.

— ¿P-Puedo retirarme? —dije—No me siento muy bien.

Él asintió.

Y me retiré, con dos sujetos tras de mí. De pronto sentí tantas ganas de vomitar, comer y hablar sobre el vacío de mi corazón, nunca es fácil.

Llegué hasta el baño y vomité. Las lágrimas me acompañaron, era tan doloroso, no puedo soportar este vacío, me consume y me consume, me está matando. Solía ser tan fuerte ¿Por qué ahora me estoy derrumbando?

Al día siguiente.

Entre a un cuarto grande, iluminado, irradiaba felicidad pero mi corazón estaba vacío y mi alma sumergida en una profunda tristeza.

A mi alrededor estaba lleno de rosas rojas, tulipanes blancos, coronas de flores y en medio ese par de ataúdes hechos con oro puro. Me contuve a un par de metros de estos, no sé si podía soportar ver a mi mejor amiga dentro de un ataúd, Zayn por otro lado sabía que su cuerpo era de cera pero eso no quitaba el hecho que estaba muerto.

Jonas puso su mano en mi hombro para darme valor y bajé la mirada.

—Te daré privacidad, estaré esperándote en la camioneta. —Dice tranquilo.

Asentí.

Escuche los pasos de Jonas y el sonido de la puerta cerrarse. Tomé una bocanada de aire y apreté mis puños para tomar valentía. Y me acerqué poco a poco, con los ojos llenos de lágrimas.

"Rubí Arabella" —Estaba escrito en un pequeño espacio en el ataúd.

Acaricie cada letra que formaba su nombre, mientras que las lágrimas caían.

Era una lástima que nosotros a pesar de todo éramos solo una cosa sin valor, para el gobierno de hace décadas éramos un numero solamente, para las universidades solo una matrícula, para los amo de esclavas solo éramos un juguete sexual y para el mundo solo éramos polvo.

Es tan triste ver aquellos ojos negros brillosos no asomarse más. Esa sonrisa tan grande, no sonreír jamás, y esos brazos, no volverme a calmar.

Creo que todos tenemos un objetivo en esta vida y cariño, la he descubierto; Nacimos para morir.

A través del cristal frio vi el rostro de la que fue mi mejor amiga, de la persona más genial en todo el mundo, quien nunca me falló, quien aguanto toda esa miseria con Jones, y quien me protegió hasta el último momento. Sentí mis piernas debilitarse, el solo pensamiento que nunca volveré a escuchar su voz, sentir su compañerismo me ataca y me hace sentir pequeña e indefensa, me hace sentir una completa estúpida quien no pudo mantenerla con vida.

—Perdóname, Arabella. —Brindé mi arrepentimiento más sincero con un nudo atroz—Sé que pedirte perdón no te devolverá la vida...Y-Yo pude haber hecho más por ti, hubiera matado por ti, te hubiera llevado conmigo, pero no lo hice. Y no puedo retroceder el tiempo, no puedo dar mi vida por ti, aunque lo deseara un millón de veces, porque la vida es así, sólo quiero que sepas que eres la persona más increíble que he conocido, y te agradezco por sacarme del vacío del que estaba estancada. Por favor, salúdame a papá y a mamá, y pídele a mi abuela que me perdone.

Me recosté sobre el ataúd. Era tan frio y tan vacío, aunque por dentro llevara a la chica más increíble de todas. Y me quede allí pensando nada... ni siquiera en el dolor.

El otro ataúd estaba lleno, de noches llenas de alcohol, mi primera vez y una gran aventura prohibida.

—Luchamos tanto por esto, cariño. — suspiré con el rostro lleno de dolor y lágrimas. —Y no pudimos terminarlo. M-Me veía vestida de blanco con un ramo en mi mano y nuestros cuerpos en un altar. Realmente creí que llegaríamos tan lejos. —cubrí mi rostro un segundo y tome aire de nuevo para seguir— Te amo Zayn y así será por toda la eternidad, porque me enseñaste que lo prohibido puede ser el mejor riesgo de nuestras vidas pero realmente vale la pena arriesgarlo.

Acaricie el ataúd y me reí...

Me reí porque dolía mucho como para llorar.

—Extrañaré cada partícula de tu ser, extrañaré tu dulce y embriagador aroma, tu piel suave pero tan masculina a la vez, extrañaré ese par de hermosos atardeceres que tenías como ojos y esa voz tan rasposa por las mañanas. Te amo Zayn. Juro que nadie podrá arrancarte de mi corazón y de mi piel, porque te metiste en ella tan profundamente. Prometo que no te olvidaré. No me olvides, Zayn.

Besé el cristal, mojándo lo con mis lágrimas.

—No me olvides.