Capítulo 15: Has vuelto.

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HENRY.

—Es estúpido, Henry. —Pausa adolorido— Es estúpido que se dé todo esto. Es estúpido que piense que entre Mía y yo haya algo. No cuando ella me hirió tanto. —Suspira con la mirada cabizbaja— No puede simplemente volver y querer entrar a mi vida tan fácil. Me sigue a todas partes, estoy cansado de esto, no he podido explicarle a Eleanor que fue ella la que me besó mientras dormía... de verdad pensé que era Eleanor la que me besaba—Dice tallándose la cara con frustración.

—: ¿Ya le dijiste a Eleanor que entre Mía y Alice es la misma persona? —Pregunté absurdo.

—No aún no. —Dice fastidiado— No me deja ni siquiera defenderme, no quiere escucharme y me mata saber que está saliendo con Steve.

—: ¿Cuándo le dirás lo que planea tu hermano? —Crucé mis brazos.

—No lo sé. ¿Siquiera crees que me crea? —Reprocha. — Cree que soy un mentiroso y que sólo he jugado con ella.

Eleanor.

El domo de mi muñeca es llevado a los labios rojizos de Steve Jones. La comisura de sus labios proyecta una sonrisa en cuanto sus ojos me enfocan.

—Te ves preciosa esta noche, Eleanor. —Escupen sus labios.

—Gracias. —Digo mientras lo miro fijamente.

—Necesito que mañana a las siete y media de la noche estés lista, serás mi acompañante mañana. Pasaré a esa hora por ti.

Asiento y él deposita un cálido beso en mi frente para después desaparecer por las puertas del salón grande. Estaba en el balcón de concreto esta noche, Steve estaba a punto de salir a un viaje de negocios, así que me tomé el tiempo de mirar cómo se subía a su auto y se daba paso por el lado baldío de este a mi alrededor.

Y como había acordado a esa hora estaba esperando por él.

Tomamos su auto, enseguida, y nos conducimos por el largo e infinito desierto. Entramos a un gran edificio en donde nos costó subir un par de pisos para llegar a un gran salón lleno de hombres con sus apuestas.

Una vez más mi cuerpo estaba sobre el cuerpo de Jones, sentí su mano rodearme por mi vientre, y su aliento en mi oído no podía ser más fastidioso como lo es ahora.

—Te vez tan hermosa como siempre—Escupe, mientras que hace que mi piel se erice.

Me limité a asentir.

Llevábamos más de hora y media alrededor de todas estas apuestas, he bebido un par de copas, las cuales aún no son suficientes para marearme.

Las puertas del salón de apuestas se abren a golpe y una voz familiar se hace ver en mis oídos.

— ¡Apuesto veinte mil dólares, a cambio de esa nena en tus piernas! —Dice tan seguro y saca el fajo de billetes.

Steve Jones ríe irónico tras verse sorprendido por la llegada de Jonás, el chico quién me vendió a manos de Jones.

—Tendrás que pagar más que eso mí querido amigo Jonás, ella vale millones. —Aseguró con una risa irónica.

—: Eso crees Jones, ¿Cuánto quieres por ella? —Dice con el ceño fruncido.

—Nada. No está en venta, mi amigo, has llegado tarde, ella y yo nos casaremos. —Dice Jones con una sonrisa.

Jonás toma el cigarro entre sus manos y lo enciende una vez que está en sus labios.

—Eso no me la esperaba Jones. —Ríe— El hombre más rico de toda américa latina, casado con una esclava, has caído bajo.

No pude evitar enojarme, como se atreve este idiota a hacerme a un lado. Me levanté de las piernas de Jones tras escuchar las burlas de los demás hacía mi persona, pero Jones me detuvo con su mano grande.

— ¡Suéltame! —susurré con ojos llorosos— ¡No me hagas esto!

Nuestras miradas se intercalaron un par de segundos y sé que pudo ver mi humillación.

— ¡Por favor, Jones! Deja que me retire. —Insistí ahogando un nudo en mi garganta.

Y me soltó. Salí casi corriendo, por el corredor.

"Eres un Imbécil, Jonás" —pensé con rabia y golpeé la pared.

Como se atreve a humillarme de ese modo, es un estúpido. Maldito traidor. Dejé escapar un par de lágrimas de coraje y traté de conciliar la paz, pero fue inútil.

Escuché la suela de un zapato bajar por las escaleras.

— ¡Valla aquí esta Señorita Jones! —Dijo en burla, mientras dio un brinco a la cajuela del coche de Jones.

— ¡Quieres dejarme en paz, Imbécil! —gruñí.

—: ¿Qué pasa, la damisela se siente ofendida? —Dice en burla y hace llenarme de coraje.

— ¡Eres un maldito traidor! —Grité a punto de darle una cachetada.

Este sin duda me tomó de la mano, apretándola y mirándome de más cerca.

—No soy un traidor, sólo te intercambie por un pequeño adeudo. —Mencionó tomándome del rostro.

— ¡Suéltame, me das asco! —Grité—Eres un patán.

—: ¿Y qué hay de ti, mi damisela Dawson? —Dice— ¿Quién es la traidora que se va a casar con ese orangután con millones? Después de todo, tú y yo nos íbamos a casar.

— ¡Eres un idiota, Jonás! —Grité— ¿Quieres que nos casemos después que me engañaste con muchas mujeres? ¿Después que me cambiaste por dinero? ¡Convertiste mi vida en un infierno! ¡Mataste a mi abuelita! ¡Eres el ser más despreciable!

— ¡¿Qué querías que hiciera?! —Dice mientras me toma de los dos brazos agitándome— Jones me tenía amenazado con una pistola, era mi vida o la de tu arrogante abuela.

Mis lágrimas caen con ferocidad y sin piedad alguna.

Don't forget me |Español.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora