Capítulo 02: El comienzo del infierno.

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Se acercaba la medianoche, podía saberlo por medio de la locutora parlante.

Sentí como la camioneta dejó de vibrar debido a que la habían estacionado, jalaron de mi brazo haciéndome hacia la derecha. Las puertas fueron estruendosamente cerradas, no podía ver nada, ellos me tenían con una venda en ambos ojos y otra en la boca, sentía la desesperación arraigarse en lo más profundo de mi.

— Bienvenida a casa, cariño. — Mencionó esa voz despreciativa.

Sólo escucharlo hacía que mi interior quisiera golpearlo. Lo detestaba con todo mi ser. Todo iba bien hasta que el bastardo de Jones puso sus asquerosas manos en mi mejilla y cintura.

Fue cuando un sujeto me quitó la venda. Y lo enfrenté, con una mirada fría y con repugnancia.

Me mostró una sonrisa en victoria y con su rostro hizo un gesto que me llevaran a dentro.

Este lugar era muy diferente al que hace unos meses me había encontrado atrapada por Jones. Era más alejado de todo, más desierto, más infernal, aunque más elegante, pero eso no mejoraba ni una mierda en su totalidad.

Una vez ahí dentro, miré lo elegante y grande que estaba el lugar, es una tristeza saber el trato tan sucio que hizo para ganarse este maravilloso lugar. Al parecer todo había cambiado. Había veinte chicas más que yo, todas vestían de diferente forma a la mía, muy elegantes y perfumadas, en cambio yo era lo opuesto traía unas fachas rotas y muy sucias. Y podría apostar que mi olor no era el mejor de todos.

Un chico de cabellera negra media larga, ojos marrones, cejas gruesas y delineadas, con un par de tatuajes esparcidos entre sus brazos y barba bien cuidada se interpuso con dureza ante los guardias y mencionó.

— Yo llevaré a la chica a su habitación. —Su voz era varonil, y adicta. Nunca lo había visto, supuse que era alguien nuevo al mando de Steve Jones, o algo así ¿Que más daba?

Ambos trogloditas me soltaron de su agarre posesivo haciéndome sobar mis muñecas. Sus ojos posesivos e intimidantes se colocaron en mi con dureza, sentí leve presión así que bajé mi rostro a mis pies, no niego que es un hombre atractivo, pero me daba escalofríos. Es decir, ¿Como un hombre con una poderosa mirada puede cambiarla en segundos? Tipos así no merecían confiárseles nada.

—Mi nombre es Javadd. — Se presentó— ¿Cuál es el tuyo?—Su voz había salido con tanta confianza y amabilidad, ¿Quién realmente era y por qué parecía ser dos personas?

Su sonrisa iluminó todo su rostro e hizo sonrojarme ¿Que jodidos?, sentí una leve angustia de no mostrarle que me ha gustado su sonrisa.

—Eleanor Dawson.

Tomó su cabello y lo peinó hacia atrás.

—Te mostraré tu habitación. —Mencionó.—Sígueme.—Su voz era ronca y atractiva.

Yo solo asentí.

Nos escabullimos por un par de corredores sin fin, nunca en mi vida me había enterado de un dueño de esclavos que tuviera a sus esclavos tan complacidos, esclavas disfrutaban en diferentes zonas de la mansión, un grupo de ellas estaban en una sala rodeada de cristal, viendo un televisor. Otras estaban leyendo libros en una estancia pequeña.

—Y esta es tu habitación. —Mencionó el chico, abriendo la puerta de metal, y una habitación pequeña pero cómoda se asoma. Me permití entrar un par de pasos adelante de él y la miré.

No era algo fuera de lo extraordinario, pero se podía dormir muy bien y podía asearme. Solté un suspiro frustrado.—Sera una larga vida ¿no es así? —Mencioné.

Don't forget me |Español.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora