Capítulo 31: Stay...

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            —¿En que tanto piensa mi dulce príncipe?—Mencionó melosa

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¿En que tanto piensa mi dulce príncipe?—Mencionó melosa.

Me hundí tanto en mis pensamientos que no me había dado cuenta que estaba mirándome, en este momento.

—En nada—La miré con una sonrisa y uní nuestros labios.

—Esperaba esa respuesta. —Mencionó disgustada y aún con una sonrisa— Iré a bañarme.

Avisó y se levantó de la cama con la sabana puesta en su cuerpo.

Si ella tan solo supiera que ella es el "Nada" cuando me pregunta — ¿En qué piensas?

—Eleanor...

— ¿Si? —Se detuvo.

—Tú...—Comencé mi oración sin pensarlo, iba a decirle que ella era todo lo que pensaba desde que me levanté, pero no me gustaría ser un tonto ante sus ojos, no quiero que piense que soy absurdo o algo así. Y Cambié de opinión— No cierres la puerta con seguro, iré a bañarme junto a ti.

Su rostro se iluminó con una sonrisa.

—Sí, mi abuela estuviera aquí, se avergonzaría de todo lo que hizo su nieta en la madrugada, y lo que hará en ese baño—Sonrió mordiendo su labio y entró al baño.

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Íbamos de regreso a la mansión de mi hermano, sabía que habría consecuencias, lo habrá, pero estoy dispuesto a todo. Eleanor me tomaba de la mano, mientras ella dormía en el asiento de mi auto. Ella era toda la paz que necesitaba mi alma, por primera vez en los últimos días había podido conseguir el sueño.

No podía pensar en nada más que en ella, ella está consumiendo cada milímetro de mi mente, y sin querer lo está haciendo cada vez que la miro a los ojos o simplemente con aquella sonrisa tan grande, que ilumina toda aquella alma pecadora y sin luz.

Sé que ella piensa que esto, sólo es pasajero y es algo que de la noche a la mañana se borrará, como con Mía, pero no estoy tan seguro de poder borrar sus caricias de mi piel, su sonrisa de mi mente y toda ella de mi corazón.

Me estoy enamorando de cada fibra de su ser, y me aterra el pensar estar sin ella un día.

<<Algún día serás mía, Eleanor>>

El camino era más que el trayecto a casa, era ese momento, esos cinco minutos que la gente necesita para pensar o para descansar, pero mis cinco minutos los estaba robando esta chica. Ella infringía en mi mente llevándose con ella mil suspiros.

Siento que me volveré loco, si no le digo todo lo que siento, el juego se convirtió en amor y no sé si ella me crea.

Al estar frente el portón de la mansión, las puertas se abrieron, y adentré el auto, me encontré con una gran escena, Steve. Estaba con los hombres de seguridad en toda la mansión, parecía muy molesto.

Don't forget me |Español.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora