Seguí a Usmev tal y como él me había dicho, la verdad es que no sabía si podía confiar en él, pero ahí donde me encontraba ¿en quién iba a confiar?
Estaba rodeado de gente que parecía que me conocía y que en cambio yo no sabía nada de ellos, por lo visto estaba lejos de mi hogar, y cuando me refiero a lejos no era en otro país, estaba en otro mundo, en esa situación ¿qué se supone que era lo mejor que podía hacer?
Usmev era el único que parecía estar dispuesto a acabar revelándome todo aquello que necesitaba saber, cómo volver a casa, por qué no recordaba nada de este mundo, quién son los Aima y a su vez esperaba que fuera el único que pudiera llevarme de vuelta a mi casa.
Caminamos durante unos 40 minutos por un camino de piedra que parecía no llevar a ningún lado, a los lados de éste camino solo había hierva de un verde intenso y árboles que recubrían el camino, de forma que parecía que Usmev y yo estábamos atrapados en un túnel de naturaleza en el que las copas de los árboles nos impedían ver el despejado cielo, pero que aun así se penetraba los rayos de sol.
Yo andaba tras los pasos de Usmev y mientras él silbaba melodías que yo no conocía y tarareaba canciones animadas, a veces pegaba un pequeño salto, se giraba sobre sí mismo y empezaba a caminar de espaldas a nuestra dirección y me miraba fijamente mientras, entrecerrando sus ojos como si fuera un gato feliz, me sonreía espléndidamente con una sonrisa que se contagiaba a mis labios.
-Ya hemos llegado- Me dijo Usmev y abrió la puerta de una pequeña taberna de viejos ladrillos ennegrecidos por el paso del tiempo y por el humo que probablemente saldría de la chimenea durante las noches y los días de frío, desde fuera se oían las carcajadas de un puñado de hombres y la enérgica música de un violín, una vez dentro el ambiente era aún más vivo, la gente reía, charlaba, bailaba, cantaba y brindaba siempre con sonrisas en sus caras ofreciendo alegría a cualquiera que entrara.
Empezamos a caminar entre mesas y sillas y esquivando a la gente que corría de un lado hacia otro, Usmev saludaba a la gente, a veces con la mano, otras con una pequeña inclinación de cabeza y otras con un abrazo amistoso.
-Parece que aquí te conoce todo el mundo.
- ¿Crees que me conocen?- Se echó a reír como si mi comentario tan solo fuera un chiste- Hay una gran diferencia entre conocer y reconocer, la gente de aquí reconoce mi cara, reconoce mi voz y reconoce mi nombre, pero no saben quién soy, no saben quién fui ni saben quién llegaré a ser.
Mientras me decía todo aquello se puso muy serio, pero una vez que acabó de hablar se asomó una amable sonrisa en sus comisuras. Me cogió del brazo y me condujo a un rincón escondido de la taberna donde habían unas escaleras de madera en bastante mal estado, tras subir hasta la segunda planta Usmev me condujo hasta una habitación. Aquel cuarto olía a humedad y todos los muebles estaban cubiertos de polvo, una suave luz se filtraba por la ventana dejando entrever una mesa redonda de madera oscura junto a dos sillas de mimbre en el centro de la habitación, al fondo, en una esquina, también había una cama con las sabanas y la colcha revueltas y a sus pies una alfombra de totora gris con flecos donde se agrupaban algunas pelusas y la mugre, finalmente debajo de la ventana había un baúl abierto donde se asomaban unas cuantas prendas de ropa desordenadas.
-¿Te gusta?- me preguntó.
-Es...-No sabía que decir, aquel sitio era bastante espeluznante, era como si hubiera vuelto a la edad media y no existiera el lujo, la ostentosidad o el buen gusto por la decoración - Acogedor- intenté decir con una sonrisa fingiendo lo poco que me gustaba aquel antro.
-Ven, siéntate.
Usmev apartó una silla de la mesa y me la ofreció con gesto amable, me senté con cuidado, temía que pudiera romperse en cualquier momento, realmente no parecía una silla muy segura, pero aguantó mi peso lo cual me alivió por saber que no me caería al suelo, y no por miedo a golpearme, sino por miedo a tocarlo, estaba tan sucio que seguramente cogería alguna infección.
-Todavía no me has dicho cómo te llamas muchacho.
Usmev interrumpió mis pensamientos, se había sentado en la otra silla y tenía el cuerpo bastante inclinado hacia mí, pude ver un gran interés en él por saber más de mí, la poca luz que entraba en la habitación iluminaban justamente los ojos de mi acompañante, lo cual dejaba ver el brillo de la curiosidad en sus ojos azul-grisáceos.
-Ah, cierto, lo olvidé-mentí, pero pensé que estaría más seguro si no le revelaba mi nombre, aunque quizás no tuviera mucha importancia, pues allí nadie me conocía, así que decir mi nombre real no suponía ningún problema, después de varios segundos de dudas, decidí decirle mi nombre real-Soy Zeth.
-Cada vez me sorprendes más, será mejor que charlemos, me parece que tienes muchas cosas que contarme, y yo muchas cosas que explicarte, será divertido.-Rió como un loco mientras le daba pequeñas palmadas a la mesa exagerando aún más su característica risa.
Ese hombre sabía más de lo que parecía, y yo iba a hacer que me lo explicara todo, costase lo que costase.
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Ya tenemos el nuevo capitulo aquí!!
Sí, quizás un poco corto, pero hay que darle algo de tiempo a las emociones (os hago sufrir :'D)
Si creéis que se hace algo lento me lo decís en los comentarios y trato de darle más jugo al asunto ;)
Recordad que hasta el fin de semana que viene no subiré nuevo capitulo de "Mundos paralelos" pero mientras tanto estoy escribiendo otra nove para el #JustWriteIt que iré subiendo entre semana y por la que os podéis pasar con todo vuestro amor. ( Se titula "Jugando a ganar")
Y por ahora nada más, que tengáis una feliz semana y nos leemos pronto!
Como siempre muchas gracias por leer, darle a la estrella y comentar, sois mi TODO!
<3 se os quiere <3
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Mundos paralelos
Fantasy"Siempre parecía distante... como si todo lo que pasara a su alrededor, no fuera con ella, era distinta, ella era... especial." Ésto es lo que pensó Zeth cuando vio a Zoe por primera vez, pero ¿la volverá a ver? y¿qué secretos tan profundos esconde...