Mi nuevo hogar

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-Vale... ¿y ahora qué hago?- Estaba cruzado de brazos y paseaba la mirada entre los miembros de aquella familia. Levanté las cejas incitándolos a que alguno de ellos me contestara.

-Bueno, como no puedes volver a casa, ya que esta es otra vida paralela, creo que deberías quedarte aquí, ya que no tienes otro lugar al que ir.

Aquella mujer me estaba ofreciendo su casa amablemente, su sonrisa era agradable, pero no por ello me tranquilizaba la situación, ¿Ahora no podía volver a casa? ¿Qué más me podía pasar?

-¿Debería quedarme en casa de unos extraños que dicen locuras?- Y entonces se me escapó una sonrisa irónica, ¿en serio pretendían que me creyera todo esto?

-Cariño, podrías irte y tratar de buscar la forma de llegar a tu mundo, cosa que será imposible si me permites que te lo diga, podrías ganarte la vida a costa de los demás, dando lástima o pidiendo comida y un hogar, podrías ser un mendigo a partir de ahora, eso sí, siempre que sobrevivas ahí fuera por ti mismo, eso o podrías aceptar nuestra amable y humilde invitación y quedarte.- Respondió de nuevo la mujer sin perder la sonrisa en sus labios, pero esta vez su voz sonó más fría y ruda.

-Entonces... ¿No puedo volver a casa?- Los músculos de mi cara se destensaron, no valía la pena enfadarme con esa gente, ellos estaban tan impactados como yo con la situación (a pesar de que saben mucho más de lo que cuentan) pero aun así me estaban ofreciendo un lugar donde quedarme y por ahora esa era mi mejor opción.

-Ni si quiera mi hija, que ha nacido con ese don es capaz de controlarlo, supongo que en un futuro podrás volver pero por el momento no, al menos no hoy.

Miré la amable sonrisa de aquella mujer que me miraba con cierto cariño, esa mirada, esa sonrisa no podía ser la de una mujer que me quisiera hacer ningún daño, era algo así como la misma mirada de ternura de mi madre, era imposible que ella me deseara algo malo.

-Está bien, me quedaré aquí hasta que pueda volver- Descrucé los brazos de mi pecho y los levanté en signo de rendición- Pero ya que voy a tener que quedarme aquí, hasta que vuelva a mi mundo, me gustaría ayudaros en lo que necesitéis, supongo que es lo mínimo que puedo hacer por vuestra hospitalidad.

-Me parece justo- Dijo Dionne mientras se reía.- Bien pues empecemos por presentarte a la familia.

Dionne llamó a sus hijos para que fueran al salón, ya que su marido estaba ya sentado en el sofá y aunque Athan se presentó de inmediato, Ametz ni si quiera dio señales de vida.

-Bien, yo soy Dionne, la que se encarga de esta casa.

Dionne tenía los ojos oscuros como el color del café tostado, era delgada, alta y esbelta. Su cabellera negra le cubría los hombros, no sé cuántos años tendrá pero se ve muy joven y sus labios pintados de rojo la hacían muy atractiva.

-Este es mi marido Haizen- continuó ella.

Haizen me saludó con una sonrisa y un leve movimiento de mano. Era un hombre alto y robusto que parecía mayor que Dionne pero no mucho más y era igual de atractivo que ella, sus gafas le hacían parecer más serio y diría que incluso le hacían más misterioso.

.- Este es Athan, el mayor de los hermanos.- Prosiguió Dionne.

-Encantado- Athan me saludó con un estrechón de manos y una media sonrisa. Athan era el más alto de todos, musculoso, corpulento y fuerte. Tenía el pelo rapado y sus ojos eran verdosos como los de su padre, Haizen.

-Igualmente-Le devolví el apretón de manos con una sonrisa.

-Ametz es mi hermano gemelo, es el pequeño de los dos- Dijo Athan mientras me guiñaba un ojo y sonreía con sus perfectos dientes.

A diferencia del gemelo mayor, Ametz era un poco más bajito y no era tan corpulento, su pelo castaño claro le caía por la cara y el cuello en una media melena, tenía los mismos ojos verdosos que su hermano. Ese chico no me caía bien, hasta ahora me había mirado como si yo no encajara allí y era cierto, pero había sido su hermana quien me había traído hasta aquí, yo no tenía la culpa, aun así me miraba con odio y desprecio.

-La chica es nuestra hija pequeña, se llama Zoe, y es una persona muy débil emocionalmente, desde hace unos años está profundamente dolida por un suceso bastante dramático para todos, pero ella es la más afectada, desde entonces no ha vuelto a ser la misma, así que creo que de parte de todos, te pedimos que tengas paciencia con ella y que evites hacerle daño, aunque sabemos que no es esa tu intención.- Añadió Haizen.

En el salón se hizo un silencio incomodo, todos estaban serios, menos Dionne, que seguía con su sonrisa.

-Tengo cosas que hacer así que... iré al estudio.

Haizen se levantó y me dedicó una breve sonrisa, después subió las escaleras y entró en la primera habitación a mano izquierda.

-Zeth, ¿te gustaría ayudarme a preparar la cena?- Me propuso Dionne.

Entonces miré hacia el salón y Athan se había sentado en el sofá y miraba la televisión.

-Vale- Acepté, si tenía que quedarme en esa casa sería mejor que me empezara a llevar bien con todos y Dionne parecía la más predispuesta a querer cuidar de mí.

A la mañana siguiente las cosas seguían igual de tensas, nadie me dirigía la palabra, solo Dionne me dedicaba sus amables sonrisas, y a veces Athan me preguntaba cómo estaba, aun así todo era muy confuso y extraño, como si fuera un sueño del que no podía despertar.

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Holaaa a todos/as!!!

Sé que quizás este capitulo es un poco "flojillo" pero no os preocupéis que estamos en Navidad y trataré de ser buena y generosa, así que subiré el siguiente antes de que se acabe la semana y prometo que será más interesante.... MUCHO... M Á S!! (juju)

Espero que esteis disfrutando de las vacaciones de navidad y que os hayáis portado bien todo el año para que tengáis muchos regalos!

Yo ya tengo mi regalo y es que he llegado a las 1.000 visitas antes de que acabe el año, y eso es gracias a vosotros, así que estoy super feliz!! No deseo nada más, solo que esta historia llegue a más personas y os haga emocionaros tanto como a mi *___* 

Así que MIL GRACIAS y os deseo FELIZ NAVIDAD Y FELICES FIESTAS A TODOS/AS!!!

Os amo mil infinitos <3



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